No fue sorpresa para los funcionarios locales. Es un dato objetivo que la gobernación de la provincia busca acorralar a Mar del Plata para así dar lugar al esquema que distintos actores de la política local vinculados al kirchnerismo ven como el eje del plan electoral de Fernanda Montoto Raverta: vacunas, y bolsas de ayuda provistas por el movimiento Evita.
El cambio de parámetros le permitió a Carlos Bianco —el jefe de gabinete de Kicillof, cuyo delirio es actuar como el regente de la provincia— hacer el anuncio de que la ciudad bajaba a fase 2, lo que implica reducir a amplios sectores económicos a la mendicación: transportistas escolares, gimnasios, kioscos de colegios, entre otros. Además, el regreso a las «clases virtuales», con el deterioro que ello implica para niños y jóvenes. Aplastar la vida de hecho, no es cuidarla.
Se debate un dato importante: ¿cuánta gente vive en el partido de General Pueyrredón? Para tomar medidas sanitarias, el gobierno provincial carga datos basados en el censo de 2010. Eso implica unos 614.350 habitantes, dato estadístico que ignora los pasados 12 años. Si se contara con un censo actualizado, tal como estima la administración local, habría que hablar de 800 mil habitantes, lo que marca otros umbrales.
Está claro —tal como lo denunció Fernando Muro, secretario de Producción del municipio— que la modificación es un cálculo político, y no efecto de un criterio científico. Carlos Bianco, algo confundido en su rol como jefe de gabinete, entiende que la cuota de poder transitorio que le da ese cargo lo habilita para impulsar acciones políticas sólo referidas a la visión de poder que expresa todo el gobierno provincial, de claro corte marxista.
No es esta una expresión al voleo, que busca un efecto en el lector: en estas horas se conoció la decisión por parte de la gobernación Kicillof de llevar adelante la construcción de “mini gobernaciones” en todos los distritos de la provincia, a un costo millonario.
El ministerio de Infraestructura de la Provincia comunicó la licitación de nueve de ellas que estarán ubicadas en Pehuajó, Chascomús, Ezeiza, Olavarría, Villa Gesell, General Rodríguez, General Madariaga, Pila y Viamonte. Según sostienen los medios de la ciudad de la Plata, el gobernador buscaría dejar un sello propio tal como fue las unidades UPA en la gobernación de Scioli, o el SAME de Vidal. Sueños fatuos.
En lo que compete a Mar del Plata, el escenario habla de desobediencia civil en una alta escala. Los actores del sector gastronómico son los más enfáticos en decir “abrimos o abrimos”. No son los únicos, quizá sí los que más hacen notar su enojo.
La que se animó a hablar en voz alta de lo que ocurre, es la secretaria de salud Viviana Bernabei. En tono muy firme en la 99.9 señaló que el manejo del plan vacunatorio es sumamente deficiente y obscuro. Nadie sabe cuántas vacunas llegan, o cómo se distribuye la información. Los datos que maneja el municipio surgen de lo publicado en los medios.
La semana próxima será esencial para entender qué distancia hay del dicho a los hechos. El escenario es de una rebelión civil en clave de sobrevivencia. Se verá si efectivamente es así, o si la sujeción al poder es más fuerte de lo que parece ser.