Hubo un momento en el que evaluó ir por la gobernación de la provincia de Buenos Aires. El momento pico fue cuando se cayó la votación del presupuesto 2022, que hizo suponer que el kirchnerismo iba a lanzarse, en plan de venganza, contra los grandes distritos gobernados por el PRO.
En ese escenario, la idea era denunciar la presión y persecución por parte de la provincia y magnificar así la posición de resistencia en nombre de los marplatenses y —claro está, hay que ser políticamente correcto— batanenses. Sin embargo, nada de eso ocurrió.
El juego por la disputa por la gobernación corre por otra cuerda, que no pasa por acá y de hecho nunca contempló la posibilidad de considerar siquiera al intendente de Mar del Plata para dicha postulación. Ergo, ¿qué hacer? Hay que ponerse a trabajar para la ciudad, y eso es algo que comienza a tener algunos «brotes verdes».
Toda la administración tiene la orden de dar inicio a actividades que marquen presencia, con soluciones concretas. Un leading case es la inminente presentación, ante el HCD, de un proyecto de ordenanza que cambia 180º el esquema de habilitaciones municipales.
No es menor el decreto que pone sentido común al respecto de la exigencia de los exámenes a la hora de renovar el registro de conducir, tema que estaba agudizado por las restricciones operativas que produjo la cuarenterna (sic), a la que, por estas playas, se la acompañó con gran dedicación. Una disposición señalaba que, si no se había informado un cambio de domicilio tras un máximo de 90 días, a la hora de presentarse a renovar la licencia de conducir, hay que realizar todos los exámenes prácticos. El decreto firmado recientemente por Montenegro corrige este dislate y pone en igualdad de condiciones a todos los ciudadanos que necesiten realizar dicho trámite.
Es un cambio de paradigma, muy lejano a la idea de que el 80% es política y el 20% restante es gestión. La etapa de los perritos y los momentos felices con los niños ya no rinde en términos de imagen: hay demasiados problemas para resolver.
Las denuncias por el estropicio brutal ocurrido en el Cementerio Parque son un ejemplo claro de que hay que ocuparse de la gestión. Esto que surgió en esta semana es el ejemplo perfecto de que hay que ocuparse de lo cotidiano. En la era de la híper comunicación, todo se expande.
Un caso perfecto para marcar los tiempos sería que la comuna se pronuncie ante la locura que impulsa Axel Kicillof de querer destinar $300 millones a la construcción de la denominada «Casa de la Provincia» cuando el HIGA está caído a pedazos. Javier Iguacel (sorry) fue muy claro cuando conversé con él en la FM 99.9: «no le vamos a habilitar ni aprobar derechos de construcción si primero no arregla la estructura provincial existente».
La necesidad tiene cara de hereje, y tener que ir por la reelección impone condiciones. Si el espanto a la derrota trae soluciones para la sociedad, bienvenido sea ese espanto.