Mobbing

Sobreseimiento de Mourelle | Finalmente, la justicia dio por terminada la causa contra el exsecretario de Hacienda. Una empleada lo había acusado de acosarla en el ámbito laboral, pero con un ingrediente sexual. Para la fiscal, solo hubo mobbing.

Ya en 2018, una denuncia amenazaba con un verdadero escándalo que pondría en jaque a la municipalidad local, y afectaría de manera directa al secretario de Hacienda, Hernán Mourelle: una empleada comunal lo acusaba por acoso sexual, y daba peros y señales. Decía que los hechos que mencionaba se habían llevado a cabo durante bastante tiempo, y que le habían causado daño psicológico.

Se trata de Daiana Mongiardini Siano, entonces empleada del área de Protocolo y Ceremonial, quien describió diversos episodios que la habían llevado a solicitar licencia laboral, y a requerir de atención médica y psicológica. La mujer afirmaba que el entonces Secretario de Hacienda le dirigía «comentarios fuera de lugar» y con «un interés sexual».

En su exposición ante la fiscal Andrea Gómez, la denunciante explicaba que, cuando estos hechos comenzaban a producirse, ella reclamaba el cobro de una bonificación por disponibilidad y que, si bien el beneficio había sido reconocido por el intendente Arroyo, la última palabra para que se pagara la tendría Mourelle.

En un comienzo, la denuncia generó cierto impacto, sobre todo porque la damnificada mencionaba nombres de diversos funcionarios que habían sido testigos de su padecimiento. Se suponía que la fiscalíales tomaría declaración, y que algunos de ellos podría dar cuenta del decurso de los hechos,que hasta podría verse configurado un delito tan grave como la coacción.

«Me decía que tenía que dejar a mi novio y que me fuera con él», afirmaba Mongiardini a la hora de poner en  palabras los momentos incómodos que le había tocado vivir. A tal punto, que en la denuncia afirmaba que, entre esas personas que habrían presenciado los hechos estaba la entonces subsecretaria de Educación, Susana Rivero.

La presunta víctima afirmaba que el funcionario le había dicho que, cuando se peleara con su novio, le avisara, y agregaba: «Una vez le dije a Rivero que le tenía que contar algo y ella me respondió: si ya sé que me venís a decir que Mourelle te está acosando».

En ese momento, la denunciante estaba en una relación con el entonces secretario del intendente y afirma que, a pesar de eso, recibía insinuaciones de Mourelle tales como: «a esas cosas las prometo, pero fuera de acá o en otro ámbito fuera del Municipio». Sostuvo que el secretario de Hacienda le hablaba mal de su pareja, y que le decía que tenía que dejar a su novio e irse con él para estar «con un hombre de verdad». Mongiardini agregaba: «me estaba manipulando porque sabía que yo necesitaba ese dinero. Además, cuando mi novio estaba presente sólo me decía algunos cumplidos, pero sé que a él —porque me lo ha dicho— Mourelle le decía que estaba sexualmente interesado en mí», concluyó la joven.

Sin pruebas

Durante el año pasado, la abogada defensora Adelina Martorella ya había realizado el pedido de sobreseimiento de Mourelle, que fue denegado por el juez de garantías Saúl Errandonea. El magistrado decía que aún faltaba realizar una serie de pericias sobre la denunciante, sobre todo la psiquiátrica y psicológica. 

Pero, claro, harta cantidad de agua ha corrido ya debajo de este puente, y una vez más se solicitó el beneficio del sobreseimiento, ya que todos los pasos procesales se hubieron cumplido.

Resulta ser que en el curso del expediente, los testigos convocados fueron unánimes en declarar que nunca oyeron ni vieron una situación de acoso sexual entre el funcionario y la empleada. Nadie percibió algo incómodo, ni siquiera quien era entonces el novio de la denunciante. ¿Fin de la cuestión?

Resulta que, por un lado, está el reclamo de la defensa, con estos insumos. Y, por otra parte, está la fiscalía, que dice que, si bien a su criterio está acreditado que la denunciante ha sufrido acoso laboral, y que esto le ha ocasionado un perjuicio no sólo emocional, sino además laboral —por lo que solicitó una licencia psiquiátrica— esta conducta no está tipificada en el código penal. No es un delito para este fuero. Pero nadie dice que ella no tenga derecho de demandar quizá en otro fuero, como ya lo ha hecho en lo administrativo, donde reclama un ajuste de haberes por horas no pagadas oportunamente.

El fiscal general adjunto, Marcos Pagella, respaldó este dictamen diciendo: «la conducta desplegada por el mencionado Mourelle en su perjuicio sería constitutiva de lo denominado actualmente como Mobbing (situación en la que una persona o grupo de personas ejercen violencia psicológica de forma sistemática durante un periodo de tiempo prolongado sobre otra persona o personas en su lugar de trabajo), resultando una conducta indeseada, irrazonable y ofensiva para la persona que es objeto de la misma, así como crea un entorno laboral intimidatorio, hostil y humillante para la persona que es objeto de la misma, que en el caso de estudio no pudo ser acreditada ni advertida por el resto de los testigos, pero sí surge analizada por los especialistas médicos tratantes como vivenciada por la señorita Mongiardini. Sin embargo ello por sí solo, no acredita que Mourelle haya desplegado una conducta delictiva receptada en el código penal».

La desmentida

Pero claro, durante 2017 y 2018, Mongiardini era empleada de Ceremonial y Protocolo en la municipalidad local. Es decir, que el secretario de Hacienda era un superior que se encontraba en una posición asimétrica de poder. Por esa razón, afirma Mongiardini que se vio obligada a tolerar insinuaciones de contenido sexual de su jefe, a las que debía acceder para lograr el pago de la bonificación ejecutiva del 50% por disponibilidad. Y que siente que esto le generó lesiones graves, porque se trató de un hecho de violencia de género. Por eso el juez de garantías cita las declaraciones de los testigos convocados, y resulta que ellos no permiten corroborar los dichos de la denunciante.

María Florencia Rueda compartía oficina con Daiana y dijo que nunca presenció un hecho semejante: sí que la denunciante le reclamaba al secretario el pago de la bonificación de manera muy insistente, y hasta de malos modos. Agustín Neme era secretario de Comunicación y Protocolo, y declaró que nunca vio ninguna situación especial entre la denunciante y Mourelle.

La exsecretaria Susana Rivero leyó las declaraciones de la empleada denunciante y dijo: «yo jamás en mi vida escuché una cosa igual de esta chica. Cómo voy a saber si se le ponía Mourelle cerca de ella si yo trabajo en otro lado. Es un libro de cuentos de mentiras lo que dice Daiana, nunca le dije nada a ella de Mourelle».

Sol Estefanía Romagnoli también trabajaba con ella en Ceremonial y Protocolo, y afirmó que nunca había visto que Mourelle le dijera algo a Daiana, y que tampoco las empleadas de ese sector tenían con él ningún vínculo. Pero, claro, hubo una captura de pantalla de un mensajito que le mandó a la denunciante, que decía «si no te gusta el acoso laboral, renuncia Dai». Por eso, la citaron otra vez a declarar. Y dijo que sí, claro, la verdad que Daiana había hablado de eso, pero que igualmente ella nunca lo había visto con sus propios ojos. Da la completa sensación de que nadie sequiere meter en ese lío.

El Juez de Garantías dice que no tiene pruebas para hablar de amenazas, ni de daño, ni de violencia de género. Por eso, hace lugar al sobreseimiento solicitado por la defensora de Hernán Mourelle, y lo aleja de la acusación por los delitos de coacción y lesiones graves, agravadas por mediar violencia de género en concurso ideal. Un gastadero de plata, igual, de varios años.