Por Dr. Javier A Ruiz, Abogado y Especialista en Derecho Internacional. Experto en Derecho Penal Internacional, por el Instituto TMC Asser y las Universidades de Leiden y Utrecht (Holanda). Profesor Asociado a la Catedra de Gobernanza Global y Derecho Europeo.
El “paradigma” sobre el cual está estructurada las Naciones Unidas, llama a la resolución pacífica de controversias, para todos los conflictos que puedan suscitarse, y permitiendo el uso de la fuerza solo como último recurso. Es un estándar loable que se utilizó luego de la Segunda Gran Guerra, para ayudar a equilibrar el orden mundial. Sin embargo, en un movimiento temerario, la Federación Rusa, miembro permanente del Consejo de Seguridad, dirigida por un dictador, optó por dejar de lado este paradigma e invadir un estado miembro de las Naciones Unidas.
Como nación fundadora de la ONU, Rusia ha cometido un “acto o delito de Agresión” y en el mismo sentido, envió una señal al mundo que la Federación Rusa “ya no se siente obligada por la Carta de las Naciones Unidas” y envía otra señal: el uso de la fuerza en lugar del estado de derecho es ahora el nuevo estándar para la gobernanza mundial, como una rémora de los años 1930 y en adelante.
Esta agresión por parte de la Federación de Rusia hacia Ucrania es una afrenta directa al orden mundial y debe abordarse con calma. Sin embargo, la determinación de responsabilizar a Rusia podría menguar y debilitarse, con el paso del tiempo y en la medida que el conflicto bélico se extienda y se expanda. Rusia confía en la posibilidad de este debilitamiento en los próximos meses; es el arma definitiva de Vladimir Putin. No tiene respeto por la columna vertebral de Europa.
El tiempo y la distracción presentan el camino más sencillo hacia una victoria parcial en Ucrania. Una incautación total de Ucrania ya no es una opción viable, sì las grandes porciones del este de Ucrania (Donbas, Kherson y Zaporithia), luego de una “anexión” de carácter ilegal, siendo un acto de “ocupación” ilegal de territorio ucraniano, luego de un referéndum fraudulento.
Este es un escenario similar al que utilizaron las potencias del Eje en la década de 1930: empujar lo suficiente, sin causar un conflicto con las democracias existentes reacias a usar la fuerza militar.
Ya constituye amenaza para los países vecinos: Finlandia menciona la construcción de un “muro”; Estonia prepara respuestas militares de carácter bilateral; la OTAN termina de realizar sus ejercicios militares de disuasión y refuerza la presencia militar en Polonia y Dinamarca; y tropas francesas en Letonia y Lituania.
Las democracias que componen la ONU hoy día tienen una opción: hacer frente a la agresión o tratar de resolver la situación diplomáticamente.
La diplomacia siempre debe ser el curso de acción preferido en cualquier conflicto; sin embargo, Rusia ha despreciado el estado de derecho y a la ley internacional en Ucrania. A Rusia no le importa lo que las Naciones Unidas hagan diplomáticamente: no se rendirá en Ucrania.
Cuando se presiona, Rusia exhibe la opción de las armas nucleares, amenazando con ir más allá no solo de la convención; también de la razón. Es una táctica que preocupa, pero que no debería debilitar la determinación de las Naciones Unidas de responsabilizar a Rusia por los crímenes internacionales que ha cometido al invadir Ucrania, en particular el acto de agresión.
Las ONU debe utilizar el “estado de derecho” como el arma preferida para hacer frente a esta anarquía rusa. Es el momento adecuado para hacerlo y la comunidad internacional tiene las herramientas adecuadas.
La experiencia de la humanidad con atrocidades, los Juicios de Nuremberg, los tribunales penales internacionales de Yugoslavia, para el genocidio de Balcanes y de Ruanda; y los tribunales especiales que vinieron después, Sierra Leona, Timor Oriental y la Sala Especial para Kosovo.
La comunidad internacional ya desarrolló jurisprudencia, las reglas de procedimiento y prueba, y la experiencia para hacer frente a los crímenes del tipo cometido por Rusia, incluida la investigación y el enjuiciamiento de un jefe de estado. Los nuevos mecanismos de justicia han demostrado que el enjuiciamiento de crímenes internacionales se puede realizar de manera eficiente y eficaz.
Uno de los mecanismos de justicia más exitosos fue el “Tribunal Especial de la ONU para Sierra Leona”, creado a través de un acuerdo bilateral entre las Naciones Unidas y un estado miembro (Sierra Leona). A diferencia de los tribunales penales internacionales para Yugoslavia y Ruanda, que en su génesis se encuentran sendas resoluciones del Consejo de Seguridad.
La Corte Especial de Sierra Leona, tenía un mandato viable, incluida la capacidad de enjuiciar a un jefe de estado en ejercicio si fuera necesario. El Tribunal Especial para Sierra Leona responsabilizó a todas las partes con la mayor responsabilidad por los crímenes internacionales, para incluir por primera vez en la era moderna a un jefe de estado en ejercicio, Charles Taylor.
El modelo de la Corte Especial para Sierra Leona es el marco mediante el cual se puede crear un Tribunal Especial para Ucrania sobre el Crimen de Agresión.
Este nuevo tribunal es necesario ya que la Corte Penal Internacional, que está investigando los crímenes de guerra, los crímenes de lesa humanidad, así como el posible genocidio perpetrado por las fuerzas rusas, no tiene jurisdicción para enjuiciar la agresión rusa. Se debe crear un mecanismo de justicia para investigar, acusar y enjuiciar a los líderes rusos por los crímenes de agresión y ayudar e incitar a la agresión para hacerlos responsables.
Además, se debe tener en cuenta, que Estados Unidos, Israel y China, no son países signatarios del Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional. Ni siquiera, quisieron ingresar al “sistema de Roma”, para este caso de manera “ad hoc”, haciendo uso de la “clausula opt out”, que el mismo estatuto prevé para estas situaciones.
Las opciones para crear un mecanismo de justicia respecto a la agresión rusa son: dejar a la Corte Penal Internacional en su trabajo de investigación de los diversos crímenes cometidos por las fuerzas rusas en Ucrania, junto con Eurojust; que la UE pueda crear un tribunal para la agresión; y poder utilizar a la ONU, para crear un tribunal para investigar y enjuiciar el crimen de agresión, lo cual es lo mas acertado.
Se debe tomar también, el modelo de los “trabajos preparativos”, de la Corte Especial de Sierra Leona: una resolución de la Asamblea General de la ONU, por la cual se le pide al secretario general de ONU, que negocie un “acuerdo” con el Gobierno de Ucrania para crear un Tribunal Especial; y un estatuto para ser negociado y firmado. Las Naciones Unidas deben atender la situación en Ucrania y trabajar juntamente con el gobierno de Zelensky, para crear el tribunal.
Ya el gobierno ucraniano, expresó su acuerdo para la creación de este tribunal; y también Países Bajos, aprobó una ley en su Parlamento y se ofreció como” estado anfitrión”.
El momento es ahora, y la comunidad internacional debe usar el poder de la ley. El orden internacional está basado en el estado de derecho y la ley internacional. Simplemente, es momento de ponerlo en práctica.