El arribo de las ciudadanas del país gobernado por Vladimir Putin se da en medio de la polémica desatada luego de que seis personas quedaran varadas debido a incongruencias en sus documentos.
Tras la noticia de que seis mujeres provenientes de Rusia, todas embarazadas, fueron retenidas en su arribo al país en el Aeropuerto de Ezeiza a causa de irregularidades en su documentación, fuentes oficiales confirmaron a LA NACION que en las últimas horas fueron 83 las mujeres de ese país que llegaron a la Argentina e indicaron que de ese total 16 de ellas se encuentran embarazadas.
Pocas horas después de confirmarse que las seis demoradas pudieron ingresar a suelo argentino, más de 80 mujeres entraron al país, al tiempo que avanza una investigación para aclarar si detrás de la masiva llegada de ciudadanas rusas, que desde agosto del año pasado crece de manera exponencial, hay grupos que lideran un negocio millonario.
“Hay una investigación judicial que está detrás de estas bandas que traen a mujeres y hombres, y atrás hay un negocio millonario”, confirmó ayer la directora nacional de Migraciones, Florencia Carignano, al referirse a la situación de las mujeres que habían sido inadmitidas y luego pudieron entrar a la Argentina.
La funcionaria, en diálogo con LN+ el viernes cerca del mediodía, había dado detalles de los motivos por los que habían decidido no dejar ingresar al país a las seis rusas y contado que no tenían pasaje de regreso y que no podían explicar dónde iban a quedarse o qué lugares iban a visitar. “Algo que es raro para una embarazada de 34 semanas, empezamos a sospechar que no vienen a hacer turismo”, indicó ayer Carignano, que informó además que todas las mujeres transitaban o la semana 32 o la 33 o la 34 de embarazo.
Tras ello explicó que “no es delito” venir a tener un hijo al país, pero aclaró que las personas “de nacionalidad extra-Mercosur”, para poder hacerlo, deben “ir al consulado y sacar una visa y explicar los motivos”. Las ciudadanas rusas inadmitidas no tenían esos documentos, motivo por el que fueron retenidas.
La titular del organismo nacional admitió asimismo que desde agosto de 2022 se reportó “un aumento del flujo de ciudadanos rusos” y, particularmente, de ciudadanas rusas con embarazos avanzados, en meses en que el gobierno de Vladimir Putin encabeza una guerra contra Ucrania.
“La cantidad es realmente grande por día. Anoche [por el jueves], en el último vuelo de (la aerolínea) Ethiopian, entraron 33 ciudadanas rusas con embarazos de entre 32 y 33 semanas”, sostuvo.
Por las sospechas generadas, Carignano informó que realizaron “365 entrevistas” a ciudadanas rusas, todas ellas “de un alto poder adquisitivo”, que llegaban al país solas y decían “que habían venido por medio de agencias que les ofrecían todo un paquete”.
“Hay un patrón de conducta que está investigando la justicia y para la cual Migraciones aportó información”, dijo y para ampliar el panorama aclaró que en el último año ingresaron al país 10.500 personas de nacionalidad rusa, entre ellas “5819 mujeres embarazadas”, y de esas 10.500, 7000 “ya no están en el país”. “Ese es el problema”, remarcó.
Según pudo saber LA NACION lo que las autoridades investigan es si detrás de la llegada a la Argentina de ciudadanas rusas embarazadas hay una organización que lucra con la situación. El expediente está a cargo de la jueza federal María Servini y el Ministerio Público está representado por el fiscal Federico Delgado. Además los investigadores judiciales tienen la colaboración de detectives de la División Asuntos Migratorios de la Policía Federal Argentina (PFA).
La advertencia del Gobierno
Con relación a los motivos que llevaron a la “inadmisión” de las seis ciudadanas rusas, Carignano detalló en diferentes declaraciones a la prensa: “Cuando vemos que no tienen pasaje de regreso, que no saben explicar dónde van a hacer turismo, algo que es raro para una embarazada de 34 semanas, empezamos a sospechar que no vienen a hacer turismo”. En esa línea, agregó: “En este caso se detectó que era falso turismo, porque ellas mismas admitieron que vienen a tener a sus hijos a la Argentina”.
De esta forma, la directora de Migraciones indicó que no se trata de personas que vienen a hacer su vida a la Argentina, sino que “llegan, tienen los hijos, los anotan como argentinos, dejan un poder a los apoderados, se van y no vuelven más”.
“Acá hay gente que está usando nuestro pasaporte”, apuntó y recordó un caso: “Entonces empecemos a fijarnos a quién le damos los pasaportes, porque los perjudicados vamos a ser los argentinos cuando pasen cosas, como los espías rusos que encontraron en Eslovenia y tenían nacionalidad argentina”.
Carignano advirtió que situaciones como la planteada afectan al pasaporte argentino, que es “muy seguro” y por ello puede ingresar a 171 países sin visa o “conseguir la visa de Estados Unidos por 10 años”. “Si no controlamos a quién le damos los pasaportes, el pasaporte argentino va a dejar de tener la confianza que hoy tiene en otros países. Tenemos que cuidar nuestro pasaporte y los beneficios que hemos logrado porque venimos trabajando para que nuestro pasaporte sea seguro”, concluyó.