Sucesión I. Así como alguna vez dijo «ha terminado la hora de Arroyo, llegó la hora de Montenegro», el presidente del PRO a nivel local ya se prueba el traje de candidato a la intendencia. Para ello, va por lo que más le sale —no se sabría decir si lo mejor— que es confrontar con los —para él— odiados radicales. Un retweet del presidente del comité local y concejal Daniel Núñez le valió salir a enmendarlo, invitándolo a irse del gobierno local, llevándose consigo a todos los funcionarios afiliados al anciano partido, por ser este gobierno local un «gobierno del PRO». Mirá vos.
Sucesión II. En tanto desarrolla negocios para la firma familiar que, afirma, son exitosos en Brasil (¿Habrá whisky japonés en Brasil? Debe haber), juega a la política local y hace saber que va por la intendencia y que esta vez no habrá quién lo pare. Lo curioso, es que el alma mater de la unión PRO-UCR, el senador provincial Alejandro Rabinovich, ni lo retwitteó, ni le dio like. Ni él, ni sus niños cantores de la red X. Dato.
Extraña gente. Pasó otra cena de FUNDAMI en el Costa Galana, con la presencia de Mirta Legrand, las Álvarez Argüelles y el consabido «tout» de Mar del Plata. Poca elegancia. Mucha ropita onda calle Avellaneda. Y un momento que salvó la noche, porque la recaudación venía paupérrima: el impulso de Marcelo Gozález, quien planteó una vaquita para quedarse con la camiseta del «Dibu» Martínez por cien millones de pesos, que salvaron el propósito de la noche. Para gente de pocas entendederas: lo que se pagó, no es ni por una camiseta, es para invertir en el hospital marplatense, que buena falta le hace.
Pasando la gorra. Y arrancó no más la colecta que se nutre de los bolsillos de los comerciantes locales para pagar la fiesta de Ladrey con la excusa de los 150 años de la ciudad. Hay hasta un número de cuenta para hacer la transferencia, pero algunos prefieren irse billete en mano a besarle el anillo al gárrulo de Pontevedra y quedar como los grandes genuflexos que son, en vivo y en directo. No es este el momento, pero las consecuencias de este desaguisado, se van a transformar en una maldición para más de un ambicioso político de la ciudad.
Fantástica, fantástica esta fiesta. Dando continuidad a lo que aconteció con el robo de celulares en fiestas electrónicas, decimos que hay una investigación en marcha que corre por cuenta de la DDI y que promete novedades importantes, así como que el procedimiento que hizo la policía federal, que arrojó cuarenta detenidos, bien podría haber sido efectuado a inicios de enero, y no el último día. Tal como afirmó el fiscal de minoridad del fuero provincial, en el caso de los pungas que actuaron en el recital de «Ciro y los persas», las penas son muy bajas, en el caso de los menores, éstos son inimputables. Obvio que, los que saben bien de derecho, son los delincuentes.