Antípodas

Suele citarse como una verdad de puño que Japón no tiene nada y lo ha logrado todo. Y que Argentina, que todo lo tiene, no ha logrado nada. Nuestra sociedad es muy afecta a estas simplificaciones extremas: siempre hay un opuesto único cuyo brillo pone de relieve el demérito inabarcable de la Argentina.

La realidad hoy es hostil a estas simplificaciones. La economía de Japón se contrajo por segundo trimestre consecutivo, mostraron datos revisados del Gobierno, lo que indica que la demanda global débil empujó a la economía dependiente de las exportaciones a una recesión leve. Los analistas esperan otro trimestre de contracción en los últimos tres meses de este año, por el debilitamiento de las exportaciones a China.

Y no se trata en este caso de una recesión sencilla, pues lleva doce años. Inició en 2000, y nada hace prever que vaya a concluir en el próximo año. El PBI de Japón se contrajo 0.9% entre julio y septiembre respecto al trimestre anterior, y la cifra se traduce en una contracción anualizada de 3.5% en términos reales ajustados en función de los precios, también sin cambios a partir de los datos preliminares publicados el mes pasado.

Se debe citar que hoy en Argentina se debate no sólo el nivel de crecimiento de la economía sino que, como en el caso de Federico Sturzenegger, economista y jefe del Banco de la Ciudad de Buenos Aires, señala que la estanflación -estancamiento con inflación- “es la asignatura más importante que tiene que afrontar el Gobierno nacional”, aunque también advierte que “la inflación no es un capricho; el Gobierno la necesita para sostener el nivel de gastos”.

La situación de Japón, que adeuda el 210% de su PBI, es infinitamente peor que la nuestra. Es obvio que si una consulta social de carácter apreciativo se hiciera al respecto, las respuestas darían un opuesto a estas realidades objetivas.

La elección del pasado fin de semana dejó nuevamente instalado en el poder al partido liberal japonés, pero no da la impresión de que esta nueva agenda modifique en algo la presente situación. La novedad es que esta agrupación política se ha pronunciado por dar espacio a la construcción de centrales nucleares, gesto que aprueba la mayoría del electorado, lo cual también da cuenta de que el impacto de Fukushima no ha alejado a los nipones de la idea del autoabastecimiento energético vía energía nuclear.

La empresa J-Power ha anunciado recientemente que terminará las obras de construcción de la central Oma, situada en la nórdica prefectura de Aomori, proyecto abandonado cuando había sido realizado apenas el 40%. De acuerdo con los planes iniciales, el reactor habría de ponerse en funcionamiento en noviembre de 2014.

Esta necesidad puede entrar en clara sinergia con el proyecto CAREM que lleva adelante la CNA en nuestro país. Quizá ahí los caminos se crucen a un extremo y otro del mundo, y algunas visiones hasta aquí tan estereotipadas como poco ajustadas a la realidad comiencen a cambiar.