Fabián Messina, director de Posada del Inti, advirtió en la 99.9 que las políticas de adicciones atraviesan una crisis profunda: denunció cierres de comunidades terapéuticas, convenios inviables y una creciente conurbanización de Mar del Plata. También alertó sobre el consumo en niños desde los ocho años.

El director de Posada del Inti, Fabián Messina, analizó en la 99.9 el impacto del triple crimen de Florencio Varela y lo vinculó con una problemática que, según dijo, se vive a diario en Mar del Plata. “Estos casos aberrantes ponen sobre la mesa un tema que sucede cotidianamente en sectores del Gran Mar del Plata. Nadie puede discutir que esta dinámica de conurbanización se está dando todos los días”, afirmó.
Messina cuestionó con dureza las políticas oficiales: “Nunca pensé que la gestión anterior en adicciones, que para mí fue de las peores de la historia, iba a ser superada por lo malo. Lo que está pasando a nivel nacional, provincial y municipal es cada vez peor. No hay una lectura del diagnóstico”.
Desde su rol de vicepresidente de la Federación de Comunidades Terapéuticas (FONGA), detalló que “han cerrado alrededor de 15 comunidades y otras 20 bajaron convenios con Sedronar. Una internación promedio cuesta 1.300.000 pesos y Sedronar paga 330.000. Es inviable, no se puede sostener un tratamiento de calidad”.
El referente en adicciones cuestionó además el discurso oficial: “El ‘Estado presente’ se transformó en un cliché. Es tan perjudicial un Estado que se cae a pedazos como el relato de que está presente y en la práctica no hay nada. Las familias se acercan con esperanza y se encuentran con la nada misma. Eso genera una doble frustración”.
Messina subrayó que el problema excede a los jóvenes involucrados en hechos violentos: “Si creemos que el narcotráfico argentino pasa por un pibe de 20 años, nos estamos distrayendo. Esto atraviesa a la política, la policía, la justicia y los sistemas financieros. Es mucho más complejo”.
Planteó la necesidad de consensos: “Hay que armar una mesa política con todos los actores —justicia, fuerzas de seguridad, poder político, concejales, organizaciones civiles— para llegar a un diagnóstico común y diseñar políticas de Estado. Mientras prevalezcan el egoísmo y las ideologías berretas, todo va a seguir igual”.
El director de Posada del Inti alertó sobre un fenómeno en expansión: “En los barrios ya hay consumo de ocho, nueve y diez años. Lo que hace una década parecía lejano en México o Colombia, hoy está pasando en la Argentina”. Además, cuestionó la mirada permisiva sobre sustancias como cannabis u hongos: “Se baja el nivel de riesgo y se los presenta como inocuos, cuando en realidad generan un daño enorme”.
Finalmente, remarcó que el problema atraviesa todas las clases sociales: “Posada del Inti cambió de perfil y hoy trabajamos cada vez más con sectores de clase media y media alta. Las adicciones no distinguen barrios ni niveles económicos. Hay situaciones de mucha violencia y desamparo que requieren una respuesta seria y colectiva. Si no nos juntamos a repensar soluciones, cada vez va a ser peor y vamos a seguir naturalizando lo aberrante”.