La idea de que todo depende del relato, y que el relato determina la percepción, lleva a creer que todo es virtual. Si el relato no incorpora los horrores cotidianos o los minimiza, se tiende a considerar que desciende la percepción de los hechos y disminuye el impacto sobre la sociedad.
Hay contrastes entre las sociedades respecto de cómo reaccionan a las tragedias. Veamos cómo reaccionó la sociedad estadounidense luego de la matanza en la escuela primaria de Newton. The Journal News publicó un listado completo de direcciones de los residentes con permiso de armas en varias ciudades. Lamentablemente, la iniciativa se les volvió en contra cuando varios blogueros publicaron otro mapa, con los nombres y datos de contacto de los periodistas que trabajan en el medio. Una suerte de guerra virtual con peso en la vida real.
Según el artículo, unas 44.000 personas en los condados de Westchester, Rockland y Putnam -es decir uno de cada 23 adultos- tienen licencia de armas, lo que no quiere decir que las posean. Y acompañaba el texto un mapa de Google con sus nombres y direcciones marcadas como puntos rojos. La respuesta no se hizo esperar. Christopher Fountain, un agente inmobiliario y abogado retirado, confeso militante de derecha, publicó ese mismo día en su blog -que mezcla sus opiniones con casas en venta- la foto y los datos de contacto de la editora de The Journal News, Janet Hasson (dirección, teléfono y foto aérea de su casa), a los que ha ido añadiendo los de periodistas del diario, muchos de los cuales le han hecho llegar lectores a través de comentarios. La situación así se torna potencialmente explosiva. Ya no cuentan los asesinados, su circunstancia trágica ni la invocación presidencial sino dos visiones enfrentadas, a favor o en contra de la tenencia cuasi libre de armas.
En Argentina, es de estilo horrorizarse por la violencia en EEUU. La propia la visualizamos de otro modo, pero está claro que competimos fuertemente en cuanto a niveles de violencia, generalización e incorporación de la misma a los estándares de aceptabilidad. Un trabajo periodístico de Darío Gallo para el diario La Nación revela cifras argentinas que hacen palidecer la matanza de Newton. Según revela este documento, las cifras de decesos por agresiones externas registradas en el Ministerio de Salud en 2010 establecen 227 homicidios en el grupo de edades entre los 15 y 19 años. Se trata del 12.5 por ciento del total de asesinatos informados como tales en la Argentina. Claro que queda el casillero estadístico de muertes por agresiones de intencionalidad indeterminada, usado para quitar crímenes de las estadísticas oficiales, y en ese rubro figuran otras 261 muertes violentas de adolescentes entre los 15 y 19 años.
En la mayoría de los casos, las víctimas fueron varones, y en la mitad de los casos, el crimen ocurrió en la calle y por el uso de armas de fuego. En un análisis de junio de este año en el Boletín de Vigilancia de Enfermedades no Transmisibles y Factores de Riesgo del Ministerio de Salud, se indicó que “desde 2007, la tasa de homicidios sufrió un incremento en el subgrupo de 15-24 años”. La información oficial de la provincia de Santa Fe determina que allí los homicidios por arma de fuego tienen al 25% de sus víctimas entre los 10 y 19 años, lo que ubica la cifra en 500 muertos por año.
Muy lejos de Newton, quizá, pero muy cerca de cada uno de nosotros.