Son contemporáneos. Alumbraron su ambición política en los tempranos ochenta. Uno proviene del MID, el otro de la UCD. Ambos hoy buscan espacio a caballo del PJ en sus variantes, tratando uno de llegar a la intendencia y el otro de ver cómo sale de la misma protegido por fueros legislativos. Gustavo Arnaldo Pulti y Marcelo Artime no conciben la vida fuera de la esfera pública, ni la idea de no estar arropados por el presupuesto público. Ambos se sienten complicados. Nunca se quisieron, siempre se usaron; sienten el uno por el otro un desprecio que manejan con modos más o menos cortesanos. Lo que es obvio es que uno y otro, de distinta manera, le hacen mucho daño a esta comunidad.
Artime se ha convertido en uno de los principales actores en el ejercicio de violar la ley cuando le otorga al personal de Tránsito un estipendio por volumen en la confección de multas, algo que la norma nacional de tránsito a la que adhiere General Pueyrredón prohíbe expresamente. También guarda bajo siete llaves el expediente 18139-3-7, que se refiere a los doscientos mil pesos en tasas municipales que el municipio no percibe sencillamente porque Florencio Aldrey Iglesias no quiere pagar, exigiendo incluso que por ordenanza se le exima de tal compromiso. A cambio, se le brinda prensa a Artime con toda la artillería del multimedios para mostrar cómo pintan canteros, farolas y bancos, se resiembra césped, se plantan flores, se pinta un monumento con pintura anti grafiti y se coloca granza de ladrillo en la diagonal General Pueyrredón. Primoroso por cierto, pero insuficiente a todas luces como contrapartida de tan cara excepcionalidad para las alicaídas arcas municipales.
Se le da a lo rutinario la característica de épico, cuando es apenas maquillaje. “Domingo Bussi dio en 1976 inicio a un programa de obras públicas carente de planificación y de utilidad para las necesidades de la provincia. Así se construyeron innumerables complejos deportivos en terrenos baldíos pertenecientes a propietarios privados, en una exacción sin precedentes, al sólo efecto de combatir “la mala imagen urbana de las ciudades”, señala una publicación acerca de la época. Muchos años han pasado, pero las similitudes se conservan: avance sobres espacios públicos, pintar de blanco lo que no se mueve y dar tonos de realización a cuestiones urbanas de tono menor.
En la conferencia de prensa a la que Artime convocó en la diagonal Pueyrredón y su intersección con Belgrano, señaló ante los medios que dependen de la pauta municipal, que están llevando adelante una permanente indicación del intendente Pulti de ir buscando formas para que las plazas de Mar del Plata queden cada vez más lindas. Y a nadie se le ocurrió preguntarle las razones por las que el palacio municipal sigue inundando de mierda. Y las posibles soluciones. ¡Ah! Cierto: eso fue un sabotaje, diría Domingo Bussi, en tanto hacía pintar los tanques de agua de las viviendas de Tucumán con la bandera argentina para celebrar el Mundial ’78.