La moneda rusa, el rublo, ha caído con respecto al dólar cerca de un 30 por ciento el último año.
Rusia podría sufrir «consecuencias terribles» por culpa de las sanciones de Occidente. Así alertaba en los últimos días el presidente ruso, Vladímir Putin, ante las medidas de castigo de los «enemigos del país» que le hacen perder hasta 32.000 millones de euros al año. Parece estar en lo cierto. No en vano, en el último año, la moneda nacional, el rublo, ha caído un 30 por ciento con respecto al dólar, cuando su tasa de cambio se había caracterizado por ser estable atendiendo a la evolución de las divisas de otras potencias emergentes.
La guerra en Ucrania con el apoyo implícito ruso a las fuerzas separatistas motivaron las sanciones de la Unión Europea y Estados Unidos el pasado verano. Rusia no se quedó atrás y decidió prohibir la importación de los alimentos procedentes de UE, EE.UU., Australia, Canadá y Noruega. De este castigo, la principal damnificada, además de Rusia, era y es la Unión Europea, su principal socio comercial y al que compra anualmente 2.000 millones de euros en frutas y vegetales.
«El mundo moderno es interdependiente», ha avisado Putin para decir que los males de Rusia van a terminar afectado negativamente a otros países críticos de Moscú. En una reciente entrevista con la agencia oficial Tass, el jefe del Kremlin no descartó la posibilidad de que en el mercado mundial de crudo se esté librando un «guerra de precios» con el fin de eliminar competidores. Se refiere al desplome del rublo y a la caída del precio del crudo. La crisis ucraniana ha desplazado los hidrocarburos rusos en favor de otros, como los norteamericanos. El boom del «shale gas yanqui» ha ayudado a que la tradicional demanda europea y asiática se haya apagado.
Además, el Banco Mundial ha enfriado sus previsiones de crecimiento de Rusia para los próximos años, del 0,5 de 2014 a solo 0,3 en 2015.
Pese a todas estas malas noticias, pese a la marcada ralentización de la economía y a la presión de factores coyunturales como las sanciones y la caída de precio del crudo, tanto el presidente de Rusia, Vladímir Putin, como su primer ministro, Dmitri Medvédev, han asegurado que el Gobierno cuenta con reservas suficientes para cumplir sus programas sociales.