Al momento de escribir estas líneas, faltan cinco días para el traspaso del mando en la Presidencia de la Nación, gobernaciones e intendencias de la República Argentina. Termina una época de tremenda tensión marcada por el final de la convertibilidad, la llegada de Néstor Kirchner al poder con apenas el 22% del apoyo general, la sucesión de Cristina Fernández, reelecta luego de la muerte de su esposo con algo más del 54% de los votos y, en lo local, el ascenso a intendente de Gustavo Arnaldo Pulti, quien por ocho años ha manejado el erario público a su literal antojo, deshaciendo las finanzas públicas a extremos nunca vistos.
La postura del gremio municipal de empujar un paro de actividades el pasado viernes 4 no fue contra Pulti, socio y compañero de ruta de esta impresentable conducción gremial, sino un ensayo de cara a la gestión que inicia el día 11 el camino arduo de recomponer las finanzas públicas devastadas. Advertí hace meses que la conducta del Sindicato de Municipales, dirigido por Antonio Gilardi, sería de confrontación extrema. Y van por ello; insisto: la medida no fue en contra de Pulti, que hace meses que paga fuera de término legal los salarios municipales con la avenencia silenciosa del gremio. No: la medida es para preparar el camino, y poder decir sentar el precedente de “también protestamos ante la demora de la gestión anterior”. Mucho se escribe hoy de planes de violencia para diciembre por parte de organizaciones afines al kirchnerismo. Este sindicato de municipales ya dio muestras más que suficientes al final del mandato de Aprile de que puede ejercer la violencia hasta extremos que ponen en peligro la vida de terceros.
En el fin de semana, el derrotado intendente anunció que sigue, que va por la vuelta; de hecho, ya trabaja para ello. Con la compañía mediática del gran derrotado por el voto popular, Florencio Aldrey Iglesias, se han presentado planes para la circulación vial en la ciudad y el parque informático, entre otras manifestaciones, cuyo objetivo es marcarle a Carlos Fernando Arroyo una agenda que no le es propia y que se pretende prioritaria.
Pulti debe buscar protegerse dando señales de continuar en la política, para intentar de ese modo que la justicia no vaya por él del modo en que debería. Y no sólo por la evidente malversación de fondos, sistemática y ruin, sino por su rol como jefe de la estructura que ha financiado a Acción Marplatense con fondos públicos durante todos estos años. Los gastos de la consulta sobre seguridad, nunca realizada, y los fondos afectados del EMTUR darán pábulo a mayor asombro aun que el que ya hay por lo llevado adelante de manera tan espuria.