Una investigación que realizó la Universidad Nacional Australiana (ANU) indica que la Península Antártica tiene un aumento en los deshielos de casi diez veces en los últimos 600 años. La directora del estudio, Nerilie Abram, resaltó que “la mayor parte de la intensificación del deshielo ocurrió a partir de mediados del siglo XX”.
El cambio climático es un hecho, ya no se puede negar. La temperatura de la Antártida, por ejemplo, viene en aumento, y la consecuencia directa es un mayor deshielo. Para investigar este fenómeno, un equipo de la Universidad Nacional Australiana (ANU) ha trabajado en la Península Antártica, donde Argentina tiene la mayor parte del territorio, y determinó que el derretimiento durante el verano alcanzó el nivel más alto de los últimos mil años. El documento indica efectivamente que el deshielo aumentó casi diez veces en los últimos 600 años.
La investigación fue llevada adelante desde el centro universitario australiano con la ayuda del Servicio Antártico Británico (BAS), para comprender las causas de los cambios ambientales en Antártida y calcular así el impacto del deshielo en el aumento del nivel del mar.
El estudio vio su publicación en la última edición de “Nature Geoscience” e indica que el deshielo aumentó considerablemente durante la segunda mitad del siglo XX en ese lugar, situado en el punto más septentrional de la Antártida Occidental. Sobre los motivos del derretimiento de la Península Antártica, los científicos consideran que está relacionado con el cambio climático provocado por la acción humana y el aumento en la fuerza de los vientos occidentales. En las otras zonas del continente blanco, el panorama se torna más complejo y se desconoce si la pérdida de los glaciares responde a las mismas causas.
El método utilizado por el equipo de científicos de las dos instituciones perforó un núcleo de hielo de 364 metros en la isla James Ross en el norte de la Península, con el fin de medir la temperatura en los últimos mil años. La jefa de este proyecto y científica del centro de investigación de la Universidad, Nerilie Abram, indicó que las condiciones climáticas más frías se dieron hace 600 años y que hoy se derrite diez veces más cantidad de hielo en la región en que la que se realizó el examen. “En aquella época (hace 600 años), las temperaturas eran de 1,6 grados centígrados menos que las registradas en el siglo XX, y la cantidad anual de nieve que se derritió y se volvió a congelar fue del 0,5 por ciento. Hoy vemos que se derrite hasta diez veces más nieve de la que cae anualmente”, apuntó Abram en un comunicado. “Las temperaturas en el lugar han aumentado gradualmente en diversas fases durante muchos cientos de años, pero la mayor parte de la intensificación del deshielo ocurrió a partir de mediados del siglo XX”, agregó la investigadora.
El estudio refleja que la Península Antártica se ha calentado hasta un nivel en el que un pequeño aumento de la temperatura podría desencadenar una notable alza del descongelamiento del hielo durante el verano austral: “Esto tiene implicaciones importantes para la estabilidad del hielo y los niveles del mar en medio del calentamiento climático”, aseveró Abram.
Los científicos trabajaron en esa zona porque es la región que en el último medio siglo se calentó más rápidamente que cualquier otra en el hemisferio sur. El equipo fue examinando las diferentes capas de hielo durante el período de deshielo y el de congelamiento; de esta forma, pudieron determinar la historia del área por medio de comparaciones entre las capas y los cambios de temperatura en el núcleo de hielo durante los últimos mil años.
Uno de los expertos que formó parte del equipo, Robert Mulvaney, aclaró además que los registros de la intensificación del deshielo en la Península Antártica son particularmente importantes en momentos en que la pérdida de glaciares y la capa de hielo antártico es viable en el área. También resaltó que se cree que el deshielo ocurrido durante la estación veraniega “debilitó las capas de hielo en la Península Antártica y generó una sucesión de derrumbes dramáticos y aceleró la pérdida de glaciares en los últimos 50 años”.