El caso de Malala Yousafzai, la adolescente pakistaní que un grupo islamita baleó por tener un blog a favor de la educación de las niñas, conmovió al mundo. Mientras se repone en un hospital británico, el tema de la formación de las niñas ha vuelto a tomar importancia a nivel internacional.
Desde el presidente de Pakistán hasta Barack Obama, miles se hicieron eco del caso. La joven recibió un tiro en la cabeza y otro en el cuello, y salvó su vida milagrosamente; también resultó herida la chica que viajaba con ella desde la escuela a su casa. Su pecado no fue otro que abogar por la educación de las adolescentes de su valle. Lo hacía desde un blog, desoyendo las amenazas de diferentes grupos islámicos que consideran estas acciones como actos pecaminosos y pro-occidentales.
En varios países islámicos, ser mujer es casi una odisea. Según datos de ONU Mujeres, ocho de cada diez mujeres afganas sufren violencia doméstica, y entre un 60 y un 80% de ellas contraen matrimonio por obligación. Además, casi el 60% de las niñas se casa antes de cumplir los 16 años. La Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid) invirtió más de dos millones de euros en proyectos para fomentar la igualdad de género en Afganistán, considerado como uno de los países más peligrosos del mundo para las mujeres. Fuentes de Aecid señalaron que todas las acciones a favor de la igualdad de género se realizan “siempre dentro del respeto al Islam” y en coordinación con los departamentos de Asuntos de la Mujer y Asuntos Religiosos del gobierno afgano.
La Constitución afgana reconoce la igualdad de todos los ciudadanos ante la Ley. Pero la ley va por un camino y la cultura machista y talibán van por otro, casi opuesto. La mujer violada es obligada a casarse con su violador y las nenas son moneda de canje en la reparación del honor del padre o del esposo. Sufren tal opresión, que llegan a inmolarse. Es el único país donde las mujeres que se suicidan superan en número a los hombres. Basta recordar la portada de la revista Time en agosto del 2010, donde se vio a Bibi Aisha con la cara mutilada por su marido. La fotografía ganó el premio Word Press Photo 2011 por la dignidad con la que se denunció la violencia hacía la mujer.
Además, la presencia de tropas occidentales desde hace diez años ha mejorado muy poco el infierno en que estas mujeres deben sobrevivir. Un aspecto preocupante y que no ha mejorado, es que unas 400 mujeres y niñas son encarceladas cada año en Afganistán por “crímenes contra la moral”, según informa Human Rights Watch. Estos “crímenes” son, generalmente, haber escapado de un matrimonio forzado o de la violencia doméstica. Algunas mujeres han sido condenadas por cometer la “zina” o adulterio (un delito, según la sharia) después de haber sido violadas u obligadas a prostituirse. Siguen produciéndose también los mal denominados “asesinatos de honor”.
El Foro Económico Mundial acaba de publicar el Informe Global sobre las Diferencias de Género 2012, con datos de un total de 135 países. El estudio mide la capacidad o voluntad de los países para cubrir la desigualdad que separa a las mujeres y los hombres. Yemen, Pakistán y Chad ocupan los tres últimos puestos de la clasificación, por contar con las peores tasas de igualdad. Estos países apenas han cerrado el 59% de la brecha de género y registran altas tasas de analfabetismo, sobre todo entre mujeres y niñas. También es importante la falta de cumplimiento de derechos fundamentales entre ellas.
Níger sustituye a Afganistán como el peor país para ser madre. Allí, las condiciones son nefastas para la supervivencia de los pequeños, e incluso para la vida de las madres. Una de cada treinta mujeres fallece por causas relacionadas con la maternidad, y uno de cada siete niños muere antes de cumplir los cinco años.
En el otro extremo se encuentran Islandia, Finlandia, Noruega y Suecia. Los países nórdicos se destacan por haber cerrado más del 80% de la brecha de género. Además, han alcanzado tasas de alfabetización cercanas al 100% en ambos sexos desde hace décadas, con paridad en los niveles primario y secundario. En el ámbito laboral, la tasa de mujeres que trabajan es una de las más altas del mundo, mientras que la diferencia salarial entre hombres y mujeres es una de las más bajas, además de facilitarse la conciliación de la vida laboral y personal.
India tampoco es un país fácil para las mujeres. Según datos del Banco Mundial, el 37% de los 1.191 millones de personas que viven en la India subsiste con menos de 2 dólares al día. En este contexto, el grupo más perjudicado sigue siendo el de las mujeres, cuyos derechos se ven vulnerados continuamente, en especial entre los grupos socioeconómicos más bajos y en las zonas rurales. La gran mayoría de los matrimonios indios son concertados, y en las zonas rurales es muy común que las chicas se casen a los 15 o 16 años. Además, los padres quieren casar a sus hijas cuanto antes porque con el matrimonio la mujer deja de ser una carga para la familia. La situación del matrimonio es desigual, ya que la familia de la mujer tiene que pagar una dote y prefiere que ésta trabaje para sumar dinero a que tenga estudios.
En India, el acceso a la educación sigue siendo más limitado para las mujeres que para los hombres. El Fondo de Población de las Naciones Unidas asegura que la tasa de alfabetización es de un 77% en hombres y de un 55% en mujeres. En el estado de Karnataka, esta situación es más alarmante: el 43% de mujeres es analfabeta frente al 24% de hombres.
Desde la ciudad de Katmandú en el país vecino, Nepal, Pushpa Basnet fue nombrada la Heroína CNN de 2012. Mientras que su familia dirigía un negocio, ella estudiaba Servicio Social en la universidad; como parte de sus estudios, visitó una cárcel de mujeres y se sorprendieron por las terribles condiciones en las que se encontraban. También se impresionó al descubrir niños viviendo tras las rejas. Su mayor preocupación es tratar de encontrar maneras para que los niños tengan un futuro mejor. Recientemente, abrió una caja de ahorro para pagar la educación superior de los chicos.
Pero no es un problema exclusivo de países exóticos y lejanos. En América Latina y el Caribe, unos 22 millones de niños y adolescentes no pisan la escuela o están en grave riesgo de no poder culminar los estudios, según asevera UNICEF en un amplio informe recientemente publicado. La investigación analizó la situación en 31 países de la región y concluyó que el ingreso tardío al sistema educativo y el rezago (es decir, el estar en un grado inferior al correspondiente por edad) son los principales determinantes de la exclusión escolar. El género, vivir en zonas rurales, trabajar, ser indígena o afrodescendiente y sufrir una discapacidad, son factores que pueden agudizar el problema.
Además, en la mitad de los países latinoamericanos la asistencia a la escuela secundaria alcanza a menos del 50% en las zonas rurales. Entre la infinidad de datos recogidos en este estudio destaca que, en Perú, más del 70% de los alumnos de escuelas rurales y más del 50% de los que asisten a colegios urbanos estudian en establecimientos que, según los directores, necesitan una renovación completa o mejoras importantes. Es indudable que queda muchísimo por hacer, incluso en países como el nuestro, Chile, Cuba o Uruguay, los mejor valuados por UNICEF.
Diferentes clasificaciones
Las clasificaciones que determinan cuáles son los mejores y peores países para ser mujer, se centran en las condiciones de vida que ofrece cada país. Así se elabora, por ejemplo, el ranking de la Fundación Thomson Reuters, según el cual Canadá es el mejor país para ser mujer gracias al acceso a los servicios de salud y a las condiciones que favorecen la igualdad de género. India, por otro lado, se considera el peor país para las mujeres, por cuestiones como el matrimonio infantil o el infanticidio femenino.
A finales del pasado año, un informe de la revista Newsweek identificaba a Islandia como el mejor país para ser mujer, tras obtener la mejor puntuación en cinco áreas: protección legal, acceso al mercado laboral, poder político, educación y la salud. Allí, existen leyes específicas a favor de la mujer o la participación en el terreno político.
“Día de Malala”
La ONU declaró el 10 de noviembre como el “Día de Malala”, en homenaje a la niña de 15 años que fue atacada por los talibanes por defender la escolarización femenina. El gobierno paquistaní expresó su apoyo. El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, reconoció así la lucha de Malala Yousafzai después de que los talibanes prohibieran a las niñas recibir educación y destruyeran escuelas.
“El trágico ataque contra Malala ha reforzado la resolución del pueblo de Pakistán a combatir la amenaza del extremismo y el terrorismo”, aseguró el portavoz del Ministerio del Exterior, Moazzam Khan.
La ONU envió a Pakistán a su representante especial para la Educación Mundial, Gordon Brown, para participar en las actividades. Brown se reunió con el presidente Asif Ali Zardari y le presentó una petición en apoyo de Malala Yousafzai, firmada por más de un millón de personas en todo el mundo.