Sahlework Zewde fue directora general de la ONU en Nairobi hasta que asumió el papel de representante especial de António Guterres ante la Unión Africana.
Etiopía hizo este jueves historia al nombrar a la diplomática Sahlework Zewde presidenta del país, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar la jefatura de Estado etíope y la única actualmente en ese cargo en toda Africa. “Necesitamos construir una sociedad que rechace la opresión hacia las mujeres”, afirmó Sahlework, tras ser elegida por unanimidad en una sesión conjunta de las dos cámaras del Parlamento. “Si alguien piensa que hablo mucho sobre mujeres, que espere a escuchar todo lo que tengo que decir”, subrayó la flamante presidenta. “Cuando no hay paz en el país, las madres se sienten frustradas, por lo que tenemos que trabajar a favor de la paz por el bien de nuestras madres”, agregó Sahlework al jurar el cargo, en aparente alusión a la reciente violencia étnica que azotó Etiopía.
La designación de Sahlework, hasta ahora representante especial del secretario general de la ONU, António Guterres, ante la Unión Africana (UA), se produjo tras la dimisión de su predecesor, Mulatu Teshome, que ocupaba desde 2013 un cargo que en Etiopía tiene un alto valor representativo pero no poderes ejecutivos.
La elección ocurrió una semana después de que el primer ministro de Etiopía, Abiy Ahmed, aprobara una histórica reforma de su gabinete en la que reducía el número de carteras y establecía que la mitad estuvieran ocupadas por mujeres. Desde la semana pasada, 10 de los 20 miembros del nuevo Gobierno de Etiopía son mujeres, incluida por primera vez la ministra de Defensa, una cartera que tradicionalmente ocupaban sólo hombres.
“La elección de la embajadora Shalework Zewde como nueva presidenta de Etiopía es un movimiento histórico. Trae consigo las competencias y la experiencia correcta”, señaló el jefe de la oficina del primer ministro, Fitsum Arega, en su cuenta de Twitter. Fitsum remarcó también que, en una “sociedad patriarcal” como la etíope, “la elección de una mujer en la jefatura del Estado no sólo establece un estándar para el futuro, sino que también normaliza el establecimiento de las mujeres como las encargadas de tomar decisiones en la vida pública”.
Con una amplia carrera diplomática, Sahlework fue directora general de la ONU en sus oficinas en Nairobi hasta que asumió el papel de representante especial del secretario general de las Naciones Unidas ante la UA. Fue precisamente en la capital keniana donde conoció a Abiy, durante un viaje del primer ministro etíope en mayo pasado —apenas un mes después de que el mandatario asumiera el cargo— en el que también visitó la oficina de la ONU que ella dirigía. La diplomática había renunciado a sus funciones en la ONU a principios de esta semana, para allanar el camino para su elección como presidenta de Etiopía. Esta designación resulta acorde con una serie de reformas democráticas adoptadas por Abiy, pero también busca, según algunos observadores, apaciguar la ola de violencia étnica que azotó en las últimas semanas a este país del Cuerno de Africa. Mientras que Mulatu, el primer ministro y el ministro de Asuntos Exteriores etíope, Workneh Gebeyehu, pertenecen a la etnia Oromo, Sahlework es Amhara, por lo que esto garantizaría una composición étnica más armónica entre los altos cargos de la política etíope.
Según la biografía de Sahlework publicada por la ONU, durante las tres décadas de trabajó con este organismo, la diplomática pasó por puestos de responsabilidad que abarcan la jefatura de un proyecto de paz en la República Centroafricana o labores de representación en la Unesco. En su trabajo como diplomática etíope, la nueva jefa de Estado también se desempeñó como directora general de Asuntos Africanos en el Ministerio de Relaciones Exteriores de su país, así como fue embajadora de Etiopía en Francia y Yibuti.
La presidenta de Etiopía asume el cargo después de que la jefa de Estado de Mauricio Ameenah Gurib-Fakim dimitiera el pasado marzo tras un escándalo de corrupción financiera. La prevalencia de prácticas tradicionales y culturales en la mayoría de países africanos se cita a menudo como una de las grandes barreras para que las mujeres se impliquen en política, así como la intimidación, el acoso y la violencia que sufren cuando dan el paso. Entre las excepciones a esa realidad destacan la premio Nobel de la Paz Ellen Johnson-Sirleaf, la primera mujer en alcanzar una jefatura de Estado en Africa, que gobernó Liberia entre 2006 y 2018; así como Joyce Banda, segunda mujer en asumir ese puesto en el continente y primera en su país, Malaui, de 2012 a 2014.