La situación está tan descontrolada en Alemania que el año que viene se va a legalizar el juego en internet en un intento algo desesperado de retomar las riendas.
Los casinos ‘online’ son ilegales en Alemania. Incluso jugar a través de proveedores extranjeros es punible. Pero el negocio mueve miles de millones en el país, uno de los mayores mercados de juegos de azar en internet de Europa, gracias a excepciones, ‘zonas grises’, dejación de los supervisores y, por qué no, trampas. La situación está tan descontrolada que el año que viene se va a legalizar el juego en internet en un intento algo desesperado de retomar las riendas. Por el bien de los jugadores —sobre todo los adictos—, para tratar de embridar el sector y, en tiempos de pandemia, también para obtener más ingresos vía impuestos. La situación en la primera economía europea es una advertencia para España: el siguiente paso tras las casas de apuestas en los barrios son los casinos virtuales en el móvil de cualquier adolescente. La ley es clara. Pero la realidad en Alemania es otra bien distinta. Las televisiones privadas están inundadas de anuncios de casinos ‘online’ con grandes promesas, canciones pegadizas y lluvias de billetes. El 38% de los alemanes asegura haber jugado alguna vez a juegos de azar en internet. Los supervisores, en un informe, elevaban a 730 el número de casinos ‘online’, y el gasto en este tipo de ofertas, a 1.760 millones de euros en 2017, con un repunte del 36% con respecto al año anterior. Ahora, todos los expertos coinciden en decir que será muy superior, especialmente tras el efecto confinamiento de este año por la pandemia. ¿Qué ha pasado en Alemania para llegar hasta aquí?
Primero, la ley no afecta a todo el país. El acuerdo firmado por los 16 estados federados —los competentes en la materia— para mantener prohibidos los juegos de azar en la red saltó por los aires en 2012 cuando Schleswig-Holstein decidió hacer la guerra por su cuenta, legalizarlo y emitir licencias. Fueron apenas 13 meses en los que se tramitaron este tipo de autorizaciones en este ‘Land’ al norte del país, pero más que suficiente para quebrar el sistema.
Además, posteriormente se destapó una trama del ‘lobby’ del sector para influir en el Gobierno regional de aquel entonces —una coalición de conservadores y liberales— con fiesta incluida en un hotel de lujo de una isla exclusiva, algo que en el Código Penal español entraría en la definición de cohecho impropio. Así, una docena de empresas obtuvieron una licencia para operar en ese ‘Land’ de apenas tres millones de habitantes. ¿Parece poco rentable? Es que hay trampa. A estas páginas se puede acceder desde cualquier punto de Alemania (y de todo el mundo). No hace falta ni instalarse un programa VPN para ocultar la IP del dispositivo y burlar el sistema, un recurso habitual y hasta gratuito en la red. Algunas webs no hacen comprobaciones; otras, apenas preguntan al usuario si es “residente habitual” en Schleswig-Holstein. Además, todos estos casinos han clonado sus páginas con extensión alemana ‘.de’ y los ofrecen como ‘.com’ por defecto a quienes buscan esta oferta —claramente en alemán y para alemanes— desde fuera del único ‘Land’ donde está permitido. Eso sería ilegal, pero solo si la empresa que los oferta tuviese su sede en Alemania. Que no la tiene.
Malta
Ese es el segundo agujero legal. El juego ‘online’ está permitido en algunos países de la Unión Europea, como —de forma bastante restringida— en España, con los que Alemania integra el mercado único, donde bienes, servicios, personas y capitales tienen derecho a fluir libremente. Poner puertas al campo es extremadamente complejo en el ámbito técnico y, según las casas de juegos de azar, ilegal según el derecho europeo. Todas estas empresas, sin excepción, están radicadas en Malta y han obtenido allí sus licencias de juego. Los requisitos de la Autoridad Maltesa de Juego son bastante sencillos de cumplir y los impuestos que deben pagar estas compañías en el pequeño socio comunitario insular son una nimiedad, sobre todo para una empresa alemana: apenas el 5% de los beneficios del juego.
Un tercer elemento, no el menos importante, es la dejación de las autoridades regionales alemanas, que no han tratado de coordinarse y atacar conjuntamente este flagrante incumplimiento de la legalidad en múltiples ámbitos. Han permitido en la práctica los juegos de azar ‘online’ en todo el país, la publicidad ilegal y la evasión de impuestos, además de dejar desamparados a las alrededor de 500.000 personas en Alemania que tienen problemas con el juego (de las que la mitad están consideradas adictas), según estimaciones de la Universidad de Bremen. Un ejemplo de la impunidad del sector son las personas —principalmente hombres jóvenes— que han hecho carrera —y una considerable fortuna— mostrando en tiempo real, principalmente a través de la plataforma de retransmisiones en vivo Twitch (propiedad de Amazon), cómo juegan en casinos virtuales. Algo que, de hecho, también es ilegal. Es posible seguir segundo a segundo cómo apuestan, cómo gritan y maldicen cuando pierden, y cómo saltan de alegría, e incluso colapsan en directo, cuando ganan dinero. Aunque las cantidades que se juegan son lo de menos.
De donde ellos consiguen la mayor parte de sus beneficios es de los seguidores que pinchan en los anuncios en sus páginas y son derivados a portales de juegos de azar o apuestas. Porque reciben un tanto por ciento del dinero que sus seguidores pierdan, según reconoció uno de ellos al programa juvenil ‘Funk’, de la radiotelevisión pública alemana. Son estrellas de la red. Su poder de influencia es enorme. El más famoso de ellos, Knossi, con 1,5 millones de seguidores solo en Twitch, tiene su propio casino virtual, y toda una serie de productos de ‘merchandising’: de cromos de coleccionista a camisetas, libros y licores. Se hace llamar ‘el rey de internet’.
Peligroso cóctel
La anterior comisionada del Gobierno alemán para la Drogadicción, Marlene Mortler, ya denunció esta situación. Los casinos virtuales —casi todos con aplicaciones para móvil— son “especialmente peligrosos”, porque gracias a los teléfonos inteligentes ya no solamente se puede jugar en sitios fijos, sino “en cualquier lugar”, explicó en un reportaje de investigación conjunto de la televisión pública NDR y el diario ‘Süddeutsche Zeitung’. Consideró además que la responsabilidad es de los supervisores regionales. “En estos momentos, no veo que la prohibición de los juegos de azar en internet se esté aplicando en ningún lugar”, lamentaba la anterior comisionada del Gobierno alemán para la Drogadicción. En su opinión, “un Estado de derecho no puede permitirse una flaqueza así, especialmente cuando se trata en primer lugar de la protección de los adictos y de los jóvenes”.
A su juicio, se logra un peligroso cóctel en los casinos ‘online’ al combinar la capacidad permanente de acceso y sin apenas restricciones a los juegos de azar con el anonimato absoluto que proporciona internet. “Se sabe por la investigación en adicciones que la alta disponibilidad y el anonimato son especialmente peligrosos”, denunció Mortler. En esta misma línea apunta la ONG alemana contra los peligros del juego Perder Automáticamente, que apunta que estos juegos en internet tienen un elevado riesgo de crear adicción por su velocidad, la rapidez con que se pagan las ganancias, la posibilidad de grandes premios, la presión por tomar decisiones rápidas y la disponibilidad permanente. “Los juegos de azar en internet están ligados a riesgos elevados”, concluye.
Legalizar el juego como solución
Ahora, los estados federados quieren poner freno a este descontrol. En julio del año que viene, entrará en vigor una nueva normativa interregional que legalizará los juegos de azar en la red en todo el país. Tras una larga negociación, los ‘Länder’ han decidido seguir la vía de Schleswig-Holstein. Apuestan por una oferta legal de juego en la red con una normativa común para todo el país y que proteja a los adictos y a los jóvenes. Se podrá jugar solo de nueve de la noche a seis de la mañana y gastar un máximo de 1.000 euros al mes. Además, se establecerá un listado de personas con problemas de adicción y se creará un supervisor central único de los juegos de azar (frente a los 16 entes regionales actuales). El movimiento tiene evidentes consecuencias fiscales, una cuestión sensible en un momento en que las cuentas públicas están sufriendo a consecuencia de la crisis desatada por el coronavirus. El Handelsblatt Research Institute estima que el mercado del juego —físico y virtual— mueve unos 14.000 millones de euros al año en Alemania, incluyendo loterías, casinos y casas de juego físicas, así como todo el negocio digital. Pero que un 20% de esa cantidad, unos 2.800 millones de euros, no tributa en absoluto al fisco germano. Son los que se mueven en casinos ‘online’ y en apuestas en la red. Eso cambiará el año que viene. O quizá tampoco.