Se trata de una semilla de trigo que posee un gen resistente a la sequía y a los suelos salinos. Se estableció una hoja de ruta que consiste en acordar con otros grandes productores mundiales de trigo y con Brasil, que es el mayor comprador del cereal argentino. Es para evitar que rechacen la tecnología.
Un acuerdo que parecía muy difícil de alcanzar se acaba de concretar para que Argentina apruebe y pueda sembrar el primer trigo transgénico del mundo. Se trata de una semilla que contiene el gen HB4 resistente a la sequía y a los suelos salinos, descubierto por Raquel Chan, de la Universidad del Litoral e investigadora del Conicet. La patente de ese gen pertenece a la empresa Bioceres, a la vanguardia de la biotecnología, que cotiza en la bolsa de Nueva York, tiene su corazón en Rosario y pertenece a unos 300 productores de punta.
Argentina conoce lo que significa la sequía después de haber padecido el año pasado la peor en varias décadas que esquilmó precisamente la cosecha del cereal. Ese gen revoluciona la producción del cereal en numerosos países.
El gen existe desde hace ya varios años pero el secretario de Agroindustria, Luis Miguel Etchevehere, se negaba a aprobarlo ante el lógico temor de perder mercados con el trigo, por el rechazo a los productos transgénicos en numerosos países. La posición de Etchevehere era compartida por los exportadores y molineros.
Hacia el interior del gobierno, el ministro Dante Sica y el secretario de Ciencia y Técnica, Lino Barañao, se mostraron como fervorosos defensores del gen. Intervino el presidente Macri y los instó a encontrar una posición común. Esta tarde se realizó una reunión en las oficinas del Centro de Exportadores de Cereales ente los privados y allí se decidió una hoja de ruta para que ese trigo sea aceptable en los mercados. Participaron Gustavo Idígoras, anfitrión y presidente del Centro de Exportadores de Cereales , Federico Trucco, CEO de Bioceres, Diego Cifarelli en nombre de la industria molinera, María Marta Rebizo, gerente de Asuntos Económicos el Centro de Exportadores y Claudio Dunan, Director de Estrategia de Bioceres.
La hoja de ruta contempla lanzar una mesa de países oferentes del cereal, entre ellos Estados Unidos, Canadá, Australia y Rusia para que Argentina proponga esta tecnología y se discutan visiones para alcanzar objetivos comunes que no distorsionen el comercio mundial.
Establecieron una mesa de diálogo con entidades de productores, acopios, molinos, exportadores y empresas de alimentos derivados del trigo para explicar los beneficios y riesgos de la tecnología y los supuestos bajo los cuales se dará la liberación y el uso.
También se darán una política especial hacia el mercado brasileño, principal comprador del trigo argentino al que se le embarcan casi 6 millones de toneladas este año. La idea es la adopción común de tecnologías en trigo y marcos regulatorios de aceptación para evitar “asincronía y riesgos comerciales altamente costosos”.