Argentina tiene una de las tasas de reducción del tabaquismo más aceleradas de la región, según un estudio global de la Universidad de Washington que reveló que entre 2006 y 2012 la prevalencia de este hábito cayó a una tasa promedio de 2.8% anual.
“Mientras gran parte del resto del mundo está viendo que la reducción del tabaquismo comenzó a desacelerarse en los últimos años, la Argentina está recuperando ritmo”, dijo Christopher Murray, director del Instituto para Medición y la Evaluación de la Salud (IHME) de la Universidad de Washington.
Según el estudio, Argentina se ubicó séptima dentro de los países con una mayor disminución anual del número de fumadores diarios, precedida por Islandia (-5.6%), Ruanda (-5.2%), Dinamarca (-4.7%), Noruega (-4.1%), Madagascar (-3%) y Haití (-2.9%).
En la anterior medición, realizada para el período 1980-2006, el número de fumadores en la Argentina se había reducido un 1% anual.
“Esto nos muestra que es posible lograr progresos rápidos, y otros países deberían mirar a Argentina para ver si puede haber lecciones sobre esto”, agregó el profesor.
Por su parte, el director de Iniciativas para América Latina y el Caribe del IHME, Rafael Lozano, aseguró que “la proporción de fumadores en cada país tiene mucho que ver con la importancia que se le de a la lucha contra el tabaquismo como política pública. Y en Argentina esa importancia es alta”.
“El estudio está en una fase descriptiva y todavía no es posible de avanzar sobre las causas, pero se puede pensar que las campañas son un factor fuerte, así también como las leyes que prohíben el consumo en áreas públicas y aumentan los impuestos”, dijo en diálogo telefónico con la agencia Télam desde México.
En los últimos 10 años Argentina adoptó una serie de importantes normas “antitabaco”, entre las que se destacan, en junio de 2011, la sanción de la 26.687 de “Regulación de la publicidad, producción y consumo de los productos elaborados con tabaco”, que fue reglamentada en mayo del año pasado.
En 2007, se estableció el Programa nacional de Control del Tabaco y se prohibió la venta a menores de edad.
Para Lozano, en el caso particular de Argentina, otro factor decisivo es “el alto nivel educativo de la población, que hace muy conciente a la gente sobre la necesidad de evitar los riesgos”.
Según el IHME, pueden identificarse tres fases del progreso global en la reducción de la prevalencia del tabaquismo, es decir, del porcentaje de la gente que fuma diariamente: un progreso modesto entre 1980 y 1996, un progreso más rápido entre 1996 y 2006 y una desaceleración entre 2006 y 2012. Es esta lentificación la que parece no estar teniendo lugar en la Argentina.
Desde 1980 hasta 2012, la prevalencia del tabaquismo descendió a nivel mundial un 42% entre las mujeres -de 10.6% al 6.2%-; y un 25% entre los hombres -de 41 al 31%-; período durante el cual cuatro países redujeron sus tasas a la mitad: Canadá, Islandia, México y Noruega.
Contra esta tendencia global, el hábito de fumar diariamente aumentó en Libia (+3.4%), Egipto (+2.1%), Costa de Marfil (+2.1%), Albania (+1.9%), entre otros.
Pero aunque en Argentina el hábito disminuye a un ritmo cada vez más rápido, el país sigue teniendo una de las tasas más altas en América Latina, ubicándose en tercer lugar en orden decreciente de prevalencia, pues fuma el 23.9% de los argentinos y 15.9% de las argentinas.
Entre los países con mayor incidencia del tabaquismo a nivel global se cuentan Rusia, Indonesia, Armenia y Timor Este, donde fuma más del 50% de los hombres. En tanto, la nación de las Américas con mayor prevalencia del tabaquismo es Chile, donde fuman el 31.9% de los hombres y el 26% de las mujeres; seguido por Uruguay, con el 27.2% de los hombres y el 20.4% de las mujeres.
“En América Latina nuestro principal desafío son los jóvenes, hemos reducido en los adultos, pero en los jóvenes no se ha reducido en la misma medida. Y tenemos que focalizarnos en los jóvenes porque si trabajamos en ellos repercute en toda la población”, puntualizó Lozano
El IHME hizo sus estimaciones sobre la base de una amplia gama de fuentes de datos, como la encuestas realizadas en los países, estadísticas oficiales y datos de la Organización Mundial de la Salud.