Se resistían a cumplir una orden del gobierno que les quita privilegios y busca recortar los gastos.
Once acaudalados princípes sauditas, habituados a tomar sus privilegios de años como derechos adquiridos, fueron sorpresivamente arrestados este fin de semana en Riad tras rechazar una norma real que los obligará a pagar de ahora en adelante sus cuentas de luz y agua. Los arrestos se producen en el contexto del ajuste económico emprendido por el príncipe heredero, Mohammed bin Salman.
Las autoridades decidieron el arresto de los príncipes rebeldes luego de que se congregaran en el palacio de Qasr al-Hokm, un antiguo edificio de la realeza, para exigir la anulación del pago de las cuentas de agua y electricidad a los miembros de la familia real, del cual hasta el momento estaban eximidos.
Según el sitio web Sabq que cita a funcionarios no identificados, los príncipes -cuyos nombres no fueron suministrados- fueron enviados a la prisión de Ha’ir, un enorme centro de máxima seguridad ubicado al sur de la capital, Riad, que alberga a delincuentes, insurgentes y terroristas de Al Qaeda. Los príncipes exigían una compensación financiera por una sentencia que implicaba a uno de sus primos y demandaban que el rey revocara la decisión de suspender los pagos de las facturas de agua y electricidad de la realeza, agregó Sabq. Según informó el fiscal general, Saud al Moyeb, los príncipes reconocieron “su error y su mala actitud”, pero rechazaron dejar el palacio durante sus protestas.
Las detenciones forman parte de la campaña reformista lanzada por el príncipe heredero Mohamed bin Salman, quien el pasado 5 de noviembre ordenó el arrresyo de once príncipes y 38 políticos, entre ellos cuatro ministros, en una purga que, según las autoridades del reino, estaba motivada como medida anticorrupción aunque, según los analistas, buscó también despejar el camino de disidentes internos.
Entre aquellos detenidos en noviembre está el multimillonario príncipe saudita Al Walid bin Talal bin Abdulaziz, primo del heredero al trono. Al Walid es uno de los hombres más ricos del mundo. El príncipe es dueño de parte de Twitter, Apple, la News Corporation, Citigroup, la cadena de hoteles Four Seasons y el servicio de transporte Lyft. Es conocido también por ser crítico de la situación en Arabia Saudita, particularmente al defender los derechos de las mujeres. Los detenidos se encuentran recluidos en el Hotel Ritz-Carlton en Riad.
El reino saudita sufrió en los últimos años la caída internacional del precio del crudo, del cual es el principal exportador del mundo. El déficit presupuestario en 2017 fue del 8,9%, lo que se tradujo en un déficit de US%$52.000 millones. El príncipe Mohammed está decidido a transformar la economía para hacerla menos dependiente del petróleo, además de introducir importantes cambios a nivel social, como una ligera liberalización del estatus de la mujer. El ajuste anunciado incluye la baja de subsidios, la introducción del impuesto al valor agregado (IVA) y la reducción de los privilegios de la familia real, entre ellos, el pago de la luz y el agua.
El gobierno contempla una amplia diversificación de la economía, desde privatizar partes de empresas públicas, empezando con la venta de hasta 5% del coloso petrolero Aramco, hasta enfatizar la producción de productos refinados como la nafta y productos petroquímicos, desarrollar el turismo y sentar las bases de una industria manufacturera.
A medida que avanza el plan reformista, más segmentos de la sociedad muestran su incomodidad. La clase clerical critica la ampliación de las libertades de las mujeres. Las empresas, que se beneficiaron durante décadas de los subsidios a la energía y la importación de millones de empleados extranjeros, se resisten a reemplazarlos con trabajadores sauditas más caros y enfrentar un mercado más competitivo. Y la realiza quiere conservar sus privilegios.