¿Cómo prevenir los incendios forestales? En esta nueva edición de Climate Now analizamos el método de Portugal, cada vez más utilizado por otros países, mediante el que se emplea ciencia, fuego y cabras para evitar que se vuelvan a producir fuegos tan devastadores como los de 2017 vividos por el país luso. Además, les ofrecemos los últimos datos de enero sobre el clima recogidos por el Servicio de Cambio Climático del Programa Copernicus.
Este invierno está haciendo mucho calor. Hemos vivido el enero más caluroso registrado en Europa, con temperaturas de 3,1 grados centígrados por encima de las registradas en el periodo entre 1981 y 2010. Pongamos en contexto estos datos. Así se refleja la temperatura del aire en enero en toda Europa y también en Rusia, hasta su parte más oriental, cerca de Japón. Podemos ver que en Europa, sí, ha hecho mucho calor pero sorprende aún más que en Moscú, por ejemplo, se han registrado 9,4 grados centígrados por encima de la media en enero. En algunas zonas de Rusia se llegó incluso a superar los 12 grados. Hay que tener en cuenta que en Europa existe una importante variabilidad estacional en el invierno y que en algunas zonas del hemisferio norte, como por ejemplo en Alaska, se han registrado temperaturas 4,7 grados centígrados inferiores a la media en enero.
Las temidas llamas
En este programa también abordamos los incendios forestales. Solo hay que recordar los feroces fuegos vividos por Australia este pasado enero, agravados por una inusual sequía, y una una larga ola de calor. Fíjense en estas dos imágenes de satélite. Esta fue sacada antes de los incendios, y ésta después, las áreas en marrón han quedado devastadas por las llamas.
Se prevé que el cambio climático aumente el riesgo de incendios forestales, aunque el vínculo entre ambos es complejo. ¿Qué se está haciendo en Europa para adaptarse? Visitamos Portugal en busca de respuestas.
Portugal renace de sus cenizas
Incluso más de dos años después, el paisaje portugués sigue marcado. Los incendios que arrasaron esta área en 2017 aún son visibles. Sus habitantes no recuerdan peores fuegos que los que se vivieron ese fatídico verano. Más de cien personas murieron, treinta de ellas en esta carretera, cerca del pueblo de Pedrogao Grande, a unos 50 kilómetros de Coimbra.
“Nos vimos rodeados por el fuego durante cinco horas, porque queríamos defender nuestras casas y nuestro pueblo”, cuenta Pedro Pedrosa, organizador de los equipos de prevención.
Pedro Pedrosa vive cerca de Pedrogao Grande. Cuenta que con los fuegos de 2017, abrieron los ojos y descubrieron la cara más dura del cambio climático y la necesidad de actuar. “Creemos que tiene mucho que ver con el cambio climático porque este tipo de cosas cada vez pasan más y más, y seguirán ocurriendo en el futuro. Ésa fue una de las razones por las que decidimos actuar, porque si queremos seguir viviendo en un lugar como éste, debemos estar preparados”, cuenta.
Estar preparado requiere mucho esfuerzo, ya que la Tierra no deja de calentarse, lo que hace que los incendios en Portugal cada vez sean más numerosos y se produzcan con más fuerza. Una de las medidas es cortar diez metros de árboles a cada lado de la carretera para evitar que los incendios se propaguen. Pero la propiedad de tierras no lo pone fácil. Portugal tiene uno de los índices de propiedad más altos de la Unión Europea, en torno al 97%. Cuando los propietarios no administran sus fincas, el recién creado servicio de bomberos rurales interviene. Un servicio no solo compuesto por humanos sino también… por cabras.
Combatir el fuego con… fuego
Joao Pedro trabaja en esta misma colina. Le pagan por cuidar un rebaño de cabras que mantiene corta la hierba, lo que dificulta que, en caso de incendio, arda con facilidad. Aún es un programa piloto, pero empieza a haber pastores como él por todo el país. Y si las cabras y las motosierras no son suficientes.
“En invierno el fuego puede ser un buen aliado, aunque en verano sea todo lo contrario. Necesitamos usarlo de forma inteligente en invierno”, explica Tiago Oliveira, jefe del servicio portugués contra incendios rurales. Cerca de Pedrogao Grande, los bomberos forestales han iniciado una quema controlada. Prefieren iluminar el bosque ahora y así evitar que este verano se convierta en un polvorín.
“Tenemos que aprovechar todas las oportunidades durante el invierno, la primavera y el otoño, para avanzar en las tareas de prevención. Tratar la tierra con ovejas, sierras mecánicas, quemas controladas y así sucesivamente. Así que si puedes hacerlo, no solo ir a la velocidad del fuego, sino ser más rápido que él, estaremos seguros”, explica Oliveira.
Oliveira afirma que lo importante es saber cuándo Portugal volverá a arder, no si volvera a hacerlo. Si el país consigue adaptarse, y estar preparado para algo que se ha convertido en habitual, aumentará la posibilidad de salvar hogares y lo más importante, vidas.