Estando preso, distribuía drogas desde la Jefatura de Policía

Un hombre condenado por el homicidio de un barrabrava de Newell’s compraba cocaína desde la celda con un celular. Cayeron 29 miembros de su banda.

narcotraficoSolo necesitaba un teléfono celular para hacer los “pedidos” desde su celda en la Alcaidía de la Jefatura de la Unidad Regional II de Rosario. Los encargos que hacía Carlos Godoy desde la cárcel eran cargamentos de cocaína que luego el jefe de la banda, Walter Rivero, que estaba en libertad, “estiraba” y distribuía en búnkeres de esa ciudad y cuatro localidades cercanas.
Pero semejante emprendimiento narco naufragó anteayer a la tarde , cuando en 30 allanamientos simultáneos ordenados por la justicia federal, tras un extenso trabajo de la Secretaría de Delitos Complejos de Santa Fe, 350 efectivos de la policía provincial y de la Gendarmería desmantelaron esta red de venta de estupefacientes en el sur de Santa Fe.
Al cabo de esos procedimientos, realizados en Rosario, Pérez, Chabás, Arroyo Seco y San Lorenzo, fueron detenidas 29 personas. Se les secuestraron seis kilos de cocaína y otros tantos de marihuana, dos balanzas digitales, una selladora termoeléctrica, 89 celulares, una escopeta calibre 16 y dos pistolas calibre 22. Además, fueron confiscados varios Led TV, filmadoras, computadoras y tablets, dos Toyota Hilux, un Ford Escort, un Renault 18, dos motos y más de 30.000 pesos en efectivo, según se informó en una conferencia de prensa que encabezó el secretario de Seguridad provincial, Raúl Lamberto.
Aunque no era el jefe de la banda, Carlos “Betito” Godoy se había transformado en un engranaje fundamental del grupo, porque desde la celda 8 del pabellón B del penal de la Jefatura de Policía controlaba una aceitada logística para adquirir cocaína proveniente del norte del país.
Estaba preso en la Alcaidía desde fines de 2011, cuando fue condenado a 11 años de prisión como coautor, junto con René Ungaro, del homicidio del ex jefe de la barra brava de Newell’s Roberto “Pimpi” Camino, quien murió en marzo de 2010 de cinco disparos en la puerta del bar Ezeiza, en el barrio Azcuénaga.
No es la primera vez que un preso es incriminado por comercializar estupefacientes desde la cárcel. A fines de marzo pasado, fue relevado Marcelo Mendoza, entonces jefe del penal de la Alcaidía de la Jefatura, luego de que La Nación publicara las escuchas entre los convictos Germán Almirón, policía de la División Judiciales, y César Treves, quienes supuestamente tramaban matar al fiscal Guillermo Camporini y al juez de Instrucción Juan Carlos Vienna.
En esas intervenciones telefónicas, realizadas por la Policía Federal, Treves se jactaba de seguir vendiendo cocaína desde la cárcel de Coronda. Después de que esta información fue publicada por La Nación, el Servicio Penitenciario provincial realizó una requisa en la que se secuestraron 198 celulares que estaban en poder de presos de ese penal.
El otro eslabón de la banda fuera de los calabozos de la Alcaidía era Walter Rivero, un hombre de 45 años que, según la titular de Delitos Complejos, Ana Viglione, se movía como el jefe de la red. Rivero está vinculado al grupo que lideraba Esteban Alvarado -preso en Ezeiza por robo de autos importados- y se sospecha que era socio de Luis Medina, un empresario ligado al narcotráfico que fue asesinado de 14 balazos junto con su novia el 29 de diciembre pasado en la zona sur de Rosario.
Esta banda, según Viglione, “compraba estupefacientes a gran escala”, los fraccionaba y los vendía.
Rivero fue detenido anteayer por la tarde en su casa en Pérez, una localidad situada 15 kilómetros al oeste de Rosario. Allí cayeron por “sorpresa” los efectivos de la Tropa de Operaciones Especiales (TOE) y de la Gendarmería, que llevaron adelante 13 allanamientos en esa ciudad.
El operativo se montó con el mayor sigilo, apuntaron desde el Ministerio de Seguridad. Por ejemplo, se usaron soportes alternativos de comunicación para evitar que se filtrara la información, como ocurrió el 9 de abril pasado.
Ese día, el del “desembarco pacífico” de 2000 gendarmes y prefectos, se realizaron 67 allanamientos en quioscos de venta de droga en Rosario, pero tuvieron escasa efectividad porque muchos de esos lugares habían sido vaciados de antemano.
Uno de ellos fue el de Tucumán al 900, en Pérez, que cuenta con un mangrullo donde un “soldadito”, desde la altura, está atento a los movimientos de la zona. Esta vez, los efectivos se dividieron en dos grupos para llegar al lugar, pero el custodio del búnker los divisó; el encargado intentó escapar, pero fue atrapado.
El ministro Raúl Lamberto dijo que el operativo, ordenado por el juez federal de Rosario Juan Carlos Vera Barros, fue el resultado de una investigación “de dos años”. Y lo encuadró dentro del “plan de pacificación que se está implementando junto con la Secretaría de Seguridad de la Nación y que está destinado a bajar los índices de violencia”, con epicentro en la zona sur de Rosario.

Ya son 107 homicidios

Un hombre de 55 años fue asesinado a balazos en el barrio Arroyito, en el límite con la ciudad de Granadero Baigorria, en la zona norte de Rosario, informaron fuentes policiales, que no descartaron un posible ajuste de cuentas. Ya suman 107 los homicidios ocurridos en lo que va del año en el departamento Rosario.