El Daintree, hogar desde hace más de 60.000 años del pueblo de los Eastern Kuku Yalanji, tendrá participación aborigen en su gestión como sucede con otros lugares emblemáticos.
Las autoridades australianas devolvieron a sus dueños tradicionales el Parque Nacional de Daintree, la selva tropical más antigua del mundo y Patrimonio de la Humanidad, en virtud de un acuerdo anunciado este miércoles para un territorio de más de 1.100 kilómetros cuadrados en el extremo nororiental del país.
El Daintree, hogar desde hace más de 60.000 años del pueblo de los Eastern Kuku Yalanji, tendrá participación aborigen en su gestión como sucede con otros lugares emblemáticos y patrimoniales como la Barrera de Coral y el Parque Nacional Kakadu, ambos en el norte del país, así como el de Uluru, en el desierto rojo australiano.
Además del Daintree, el gobierno del estado australiano de Queensland entregará otros tres Parques Nacionales: Ngalba-bulal, en la zona patrimonial de las selvas tropicales; el Kalkajaka o las misteriosas montañas negras, y el de las Islas Hope, en el Cabo de York, situado en el extremo nororiental de Australia.
La entrega a sus dueños tradicionales del Daintree junto a los otros tres parques es “un evento histórico significativo”, dijo Chrissy Grant, del comité de negociación de los dueños tradicionales del Eastern Kuku Yalanji, en un comunicado del gobierno estatal de Queensland.
Por su parte, la ministra de Medio Ambiente de Queensland, Meghan Scanlon, dijo en el comunicado gubernamental que Australia tiene un pasado incómodo y feo, por lo que la devolución era un paso clave en el camino hacia la reconciliación.
“La cultura del pueblo Eastern Kuku Yalanji es una de las más antiguas del mundo y este acuerdo reconoce su derecho a poseer y gestionar su país, a proteger su cultura y a compartirla con los visitantes a medida que se convierten en líderes de la industria turística”, dijo Scanlon.
Los cuatro parques serán gestionados conjuntamente entre los dueños tradicionales y el gobierno de Queensland, que hasta la fecha ha devuelto más de 38.000 kilómetros cuadrados de terrenos a los dueños tradicionales del Cabo York, de los cuales unos 23.000 kilómetros cuadrados están bajo administración compartida.