Cambia, todo cambia

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Expresado en la mágica voz de Mercedes Sosa suena a himno potente y feroz. Nada es inmutable y el pueblo devenido ciudadano con el voto dio una lección feroz a los que quieren, mermando la educación, liberando la droga, y empujando al ciudadano a la mendicidad, retrotraer la Argentina a un orden medioeval que reestablezca los valores de amo y siervo de la gleba.

Los números son claros: en Mar del Plata Daniel Scioli quedo en votos por detrás de Gustavo Arnaldo Pulti; claramente perjudicado por la relación con Florencio Aldrey Iglesias -a quien Scioli define como “un padre para mi”- y con quien, en el decir de la calle, comparte negocios que se lubrican con fondos públicos.
Este escenario se corrobora una vez más con una denuncia acercada por una fuente a esta redacción: “Cuando Aldrey negocia siempre usa su influencia como instrumento de cambio. A COARCO le pago el 50% del valor del cemento. El restante 50% lo va a pagar la municipalidad con contratos que Iglesias dijo gestionaría él”. Hoy se le complica, ya que no existe posibilidad de que Florencio llame a Carlos Arroyo para decirle: “mire, dele estos contratos a COARCO porque ió lo digo”. No sé ve muy factible.
El domingo en la sede de CAMBIEMOS, en Belgrano e Irigoyen, estaban los que trabajaron en la campaña, los que militan la política, y varias divisiones de la aerotransportada “paracaidistas del día de la victoria”. Destacaban, por su fealdad existencial y estética, saldos y retazos del “garibotismo” (SIC) diciendo reverenda pavada tal como “acá estamos, somos la pata peronista”; en particular uno que es habitué a llevarse la plata de la caja municipal (como años ha, siendo Aprile intendente). Un ex senador UCR (MC), alcahuete vil de Aldrey por décadas, que creía que su miseria humana era el camino al cielo; y hoy sólo hace de partiquino triste a los codazos por alguna foto menor.
Pero el cambio está expresado en las urnas, y es un trago amargo para muchos que creían que la campaña sucia traería como resultado el acotamiento de la decisión de voto. Operó al revés: la sociedad, advertida del tipo de campaña sucia que el intendente es capaz de impulsar, se volcó por Arroyo.
Los choripaneros, apostados en las cuatro esquinas que rodean la plaza San Martín, desgranan carbón a diario ante la mirada impasible de Eduardo Bruzetta; quien, haciéndose el gracioso, terminó expuesto en una grabación, reconociendo que hace la vista gorda ante cuando menos dos violaciones de leyes nacionales y cuatro ordenanzas. Nada es el todo, pero cada cuestión en debate genera un desgaste; y se paga en las urnas.
Florencio Aldrey Iglesias, el gran derrotado, empujó a sus protegidos a una derrota tremenda. Scioli tuvo la peor votación de toda la provincia en Mar del Plata. Y a Pulti, lo han corrido a votos fuera del sillón comunal. Se terminó eso de que Iglesias pone y saca intendentes. Se terminó un ciclo de treinta años de miseria política. El gran derrotado es Florencio Aldrey Iglesias, y la cadena de corte y pegue orientada por el intendente que dice, oculta, y expone en función de una determinación política perversa y anti democrática. Hay ganadores POR CIERTO: Carlos Fernando Arroyo, quien debe demostrar que es agente de cambio. Emiliano Giri, quizá el más rotundo actor de esta zaga política. Hay lugar para otros, en particular un trio de la UCR que tiene desafíos y oportunidades en vista a estos años: Mario Rodríguez, Vilma baragiola (reciclándose) y Maximiliano Abad; que en su relación política y personal con Ernesto Sanz está en donde se da y se reparte el mazo del poder a instalarse en Diciembre. El FPV va al ostracismo luego de plegarse a la candidatura de Pulti, y no se visualiza como podrá hacer pie en la política de la ciudad.
Para otros, empezó el frio del exilio del poder. Un caso lo ilustra Ariel Ciano, quien mantiene desesperadas reuniones con Marcelo Madina -Presidente de la Cámara Penal- buscando un nombramiento de secretario que lo proteja de la peregrina idea de tener que trabajar.
Y no es el único.