Sin ideas no hay resultados | Se miente mucho en campaña; mucho. Tanto que los propios candidatos terminan por convencerse de que se puede gobernar sin ideas. Y así les va.
Las necesidades de la ciudad no podrán ser resueltas hasta que nuestros dirigentes acuerden un pacto de gobernabilidad que permita resolver las diferencias.
Nada es nuevo bajo el sol de la política argentino. Y algo que puede ser bueno en sociedades que han alcanzado un grado de desarrollo sustentable, se vuelve un serio problema en las que tienen por delante un largo camino antes de poder afirmar que se encuentran en punto al menos aceptable del camino.
Mar del Plata tiene problemas de estructura en su puerto, en su equipamiento urbano, en su red de servicios, en su infraestructura de salud, en sus accesos, en su ordenamiento vial, en el transporte público y muy marcadamente en la organización de sus servicioes estatales.
En cada uno de estos rubros requiere definiciones, decisiones y acciones pensadas con por lo menos tres décadas de anticipación. Lo que normalmente se llaman políticas de estado que estén planteadas como un objetivo común y que sirvan para superar discusiones y antinomias que bien pueden quedar, como expresión de la libertad de ideas, para resolver muchas otras cuestiones que si bien son importantes no hacen al desafío de construir la ciudad que queremos.
Y esto está hoy muy lejos de ocurrir.
Lo que se observa es una clase política especulativa que exagera los logros cuando está en el poder y obstruye y destruye cuando es oposición.
Miles de marplatenses pueden estar de acuerdo con la gestión municipal y otros tantos pretender cambios. Pero es inadmisible que en la ciudad de aquellos desafíos no podamos conocer con claridad cuales son las alternativas que nos plantean quienes quieren hacerse con el poder.
Las campañas electorales deberían servir para eso, ya que el tiempo de gobierno pone a cada cual en su papel: el ganador debe gobernar y la oposición debe controlar.
Por eso las campañas son tan importantes; porque nos permiten saber que piensa hacer el que no está de acuerdo con quien gobierna, y así poder elegir por un cambio de rumbo.
Las denuncias, las chicanas, las palabras lanzadas al viento desde el lugar de quien no tiene la obligación de administrar, puede servir para jugosos debates pero poco y nada aportan a la necesidad de cimentar una ciudad con futuro.
Una ciudad, bueno es recordarlo, que tiene además los índices sociales más preocupantes de la Argentina, lo que también supone un desafío de inteligencia para resolver una inclusión creciente que será necesaria en el caso de que la costumbre migratoria hacia Mar del Plata no ceda, como no lo ha hecho en los últimos 80 años.
Decidamos entonces la ciudad que queremos y concentremos el esfuerzo dirigente en contarnos como piensan hacerla.
Nada más y nada menos.
La escuela de policía local en la mira
Es tan alto el número de rechazos entre quienes aspiran a integrar la Policía Local que una y otra vez debe reabrirse la inscripción. La mayoría de los pretendientes no pasan el examen de lectoescritura.
Ya son cuatro las ocasiones en las que el municipio debió reabrir la inscripción de aspirantes para la policía local. El deseo del intendente de llegar a los mil efectivos choca una y otra vez con la gran cantidad de rechazos que se producen en cada revista.
¿Qué es lo que ocurre?. Las causas son múltiples -deficiencias psicofísicas, falta de domicilio local, etc- pero la más reiterada es la dificultad de los aspirantes para pasar el examen de lectoescritura que, contra lo que podría suponerse, se basa en premisas básicas que deberían ser aprendidas en la escuela primaria y cuanto más en la secundaria.
Y si bien plantea un desafío específico -se trata nada más y nada menos que personas que munidas de armas de fuego deben cuidar de la seguridad ciudadana e interpretar la gravedad de la cuestión que afrontan- pone también en evidencia la pobreza de la educación argentina en general.
Todos los aspirantes son productos del sistema en la provincia de Buenos Aires y su promedio no es distinto al que puede encontrarse en quienes ingresan en cualquier otra carrera de las diferentes ofertas profesionales de una universidad.
Al consultar el modelo de examen que se publica en la página del Municipio, se pide a los aspirantes “ordenar correctamente las ideas principales” de un texto; “señalar en la columna que corresponda si las afirmaciones son verdaderas o falsas” y “escoger el resumen correcto –de ese texto-, marcando la opción correcta en la columna de la derecha”. Básico y elemental para cualquier persona que ya ha cursado dos ciclos educativos de los tres que componen la educación en el país.
Sin embargo…fracaso reiterado. Una cuestión para reflexionar y darnos cuenta de la caída en picada de la escuela -privada o pública- en un país que supo estar entre los diez más educados del planeta.
En épocas en que nuestros gobernantes hablaban menos y hacían más.