El Programa Mundial de Alimentos de la ONU denunció que alrededor de un millón de sirios sufre por la escasez de alimentos. En su mayoría, son habitantes de zonas de conflicto.
Las restricciones del Gobierno de Bashar Al Assad a la distribución de asistencia generó un grave problema para las agencias de ayuda, que están al límite de provisiones. El pan y el combustible son algunos de los elementos que más escasean. “Nuestro principal socio, la Media Luna Roja, no da abasto y no tiene más capacidad para seguir expandiéndose“, afirmó la vocera de la agencia internacional, Elisabeth Byrs. La ONU pidió U$S 1.500 millones de ayuda para intentar superar el estado de emergencia.
Además, los activistas de Derechos Humanos y opositores denunciaron nuevos crímenes de guerra, cometidos tanto por los rebeldes como por el Ejército de Al Assad. Ejecuciones sumarias, violaciones y tormentos, en momentos en que se mantienen feroces bombardeos en zonas dominadas por insurgentes, son algunas de las cosas que sufren los habitantes sirios.
Adnan Silo, responsable del armamento químico del Ejército sirio, aseguró que se usó gas nervioso sarín hace dos semanas en áreas de Al Bayada y Deir Balba, ambas en la provincia central de Homs. “La gente sufrió problemas respiratorios, palpitaciones y náuseas”, afirmó.