Había escapado de la Facultad de Derecho de la UBA, donde iba a estudiar. Lo atraparon por el dato de alguien que quería cobrar una recompensa. Pero no la ofrecían por él, sino por otros prófugos.
“Salí de cursar una materia y la custodia no estaba. No podía volver a la cárcel solo, porque si aparecía allí sin el guardia me iban a sancionar. Entonces vi un taxi, me subí y me fui a conocer a mi hijo ”, cuenta desde el penal de Devoto Shiva Narada Benítez Díaz (33), protagonista de una espectacular fuga (por lo sencilla) que en junio pasado dejó en ridículo al Servicio Penitenciario Federal. Shiva se escapó de la Facultad de Derecho de la UBA, donde estaba cursando las últimas materias de Abogacía.
Tardaron tres meses en encontarlo, y lo lograron casi de casualidad. Alguien de su entorno pensó que había una importante recompensa por él y lo entregó.
“Fue una maldad. Creyeron que por mí habían puesto la misma recompensa de 500.000 pesos que se estaba ofreciendo por los presos que se fueron del Complejo Penitenciario I de Ezeiza. Pero no era así ”, explica Shiva a Clarín. Al momento de escaparse, estaba a meses de poder pedir las salidas transitorias, pese a la gravedad de los procesos en su contra.
Pero su fuga y, sobre todo, su recaptura, le complicaron el panorama. Shiva cayó la noche del 20 de septiembre pasado: iba por Ciudad Evita manejando un BMW (robado en la provincia de Santa Cruz) cuando un patrullero le hizo luces para que parara. Había llevado a su hijo de 4 años al cumpleaños de un amiguito y lo acababa de dejar en la casa de su ex mujer.
Tal vez pensó que podía zafar, pero algo lo convenció de que sería mejor escapar otra vez: se subió nuevamente al BMW y aceleró. No llegó muy lejos, a los 100 metros chocó y fue detenido. Antes, hubo muchos disparos.
“Me tiraron a matar. Me dijeron que había gente que perdió el laburo por mi culpa. Ahora me quieren enterrar: dicen que yo también disparé pero no es así. En el lugar hay dos domos de cámaras de seguridad; yo ya le pedí al fiscal que vean las filmaciones porque ahí está todo como fue”, sostiene Shiva, pero no parece tener mucho a su favor.
La semana pasada, el fiscal de La Matanza, Federico Russo, le pidió el juez de Garantías Horacio Pintos Guevara que le dictara la prisión preventiva a Shiva por el delito de tentativa de homicidio . No solo consideró que se resistió a los tiros al arresto, sino que lo hizo apuntando contra los policías con la clara intención de matarlos. Ahora también tiene planeado citarlo a indagatoria por el delito de encubrimiento, ya que iba manejando un auto robado.
Shiva sostiene que se escapó por una “negligencia” del personal penitenciario y que su única motivación fue pasar tiempo con su hijo. “Todo el tiempo que estuve prófugo hice de padre, lo llevé al McDonalds, a jugar al fútbol. Estaba por entregarme. También es duro estar prófugo”, dice Shiva, quien en los próximos meses deberá enfrentar un juicio oral bastante complicado.
El 19 de junio, apenas 9 días antes de su fuga de la Facultad, la Sala IV de la Cámara de Casación Penal de Capital había dado vuelta un fallo que lo había beneficiado: en julio de 2012, el Tribunal Oral Federal 1 lo había absuelto en una causa por varios secuestros extorsivos. El TOF 1 declaró la nulidad de piezas clave de la causa y ordenó su inmediata libertad, que no se hizo efectiva porque Benítez Díaz tenía una condena a 15 años de prisión por dos robos con armas en concurso real con una violación.
Pero el fiscal apeló la sentencia y logró que los jueces de Casación Mariano Borinsky, Gustavo Hornos y Juan Carlos Geminiani la revocaran y ordenaran un nuevo juicio para Shiva y el resto de los detenidos.
A Shiva Narada Benítez Díaz le faltan 11 materias para terminar la carrera de contador y 5 para terminar Derecho. De sus 33 años, pasó 10 preso. Como es boliviano, una de las posibilidades que le da la ley es pedir la expulsión del país. Pero él sostiene que hizo una vida acá y sería “de poco hombre irse”.
En su persona se resumen varias de las contradicciones con las que se encuentra el sistema penal: Shiva, el estudiante modelo, es también Shiva el violento secuestrador y asaltante.