Ren Zhiqiang había sido detenido en marzo, tras publicar un ensayo crítico con la gestión de la pandemia.
El magnate chino Ren Zhiqiang, antiguo promotor inmobiliario y prominente crítico del presidente, Xi Jinping, ha sido condenado este martes a 18 años de cárcel por cargos de corrupción. Ren, de 69 años, había sido detenido en marzo, después de que publicara en las redes sociales un ensayo en el que criticaba la gestión de la pandemia y calificaba a Xi -sin nombrarlo directamente- de “payaso”. Según el comunicado que ha emitido el Tribunal Popular Intermedio Número Dos de Pekín, Ren se ha declarado culpable de todos los cargos, entre otros de aceptar sobornos por valor de 1,25 millones de yuanes (unos 160.000 euros), y no apelará.
El millonario era apodado “el cañón” por su directo modo de opinar, sin pelos en la lengua, sobre todo tipo de temas, incluidos los políticos. Durante años le protegieron sus excelentes conexiones y credenciales políticas: como el propio Xi Jinping, era uno de los “principitos”, los hijos de los dirigentes de la primera generación del Partido Comunista de China (PCCh). Su padre había estado junto a Mao Zedong durante la guerra civil que dio paso al nacimiento de la República Popular de China, y había llegado a ser viceministro. Él mismo era miembro del Partido; dirigía una inmobiliaria estatal.
Pero en 2016 ya tuvo un primer encontronazo con las autoridades. Xi Jinping acababa de completar una ronda de visitas a los medios de comunicación estatales, en la que subrayó la necesidad de que estos medios tuvieran como prioridad principal el servicio al Partido Comunista: “Hay que apellidarse Partido” (bixu xing tang), proclamó entonces el líder. Entonces, Ren replicó que el periodismo debía estar al servicio del pueblo, no de las autoridades, en un comentario en su cuenta de Weibo, el Twitter chino, donde tenía casi 40 millones de seguidores. Se le cerró la cuenta y se le suspendió como miembro del PCCh durante un año por hacer “comentarios inapropiados” que resultaron en “una influencia vil y dañina para la imagen del Partido”, según indicó entonces esa institución.
Desde entonces, había permanecido en un segundo plano. Pero el pasado 23 de febrero, en las peores semanas de la pandemia de la covid-19 que había comenzado en Wuhan, en el centro de China, Xi Jinping pronunció un discurso sobre la lucha contra el virus. Ren publicó al poco tiempo un ensayo en las redes sociales en el que hablaba de una “crisis de gobernanza” en el partido y criticaba veladamente al líder, al que describía, en una alusión al cuento infantil de Hans Christian Andersen, como “no un emperador vestido con su traje nuevo, sino un payaso completamente desnudo”. “El Partido defiende sus propios intereses, los funcionarios del Gobierno defienden sus propios intereses y el soberano defiende solo el estatus y los intereses del núcleo”, escribía el millonario.
En marzo, el magnate quedó desaparecido. En abril, la Comisión de Investigación de la Disciplina, el brazo policial del Partido Comunista, confirmaba que se encontraba en manos de las autoridades, se le investigaba por corrupción y se le había expulsado definitivamente de la formación.
El expromotor inmobiliario fue juzgado el pasado 11 de septiembre, en una vista en la que se le declaró culpable, entre otros cargos, de aceptar sobornos por 1,25 millones de yuanes (unos 160.000 euros) y de utilizar 111 millones de yuanes procedentes de fondos públicos para gastos personales. Además de la dura pena de cárcel, que dada su edad equivale casi a una cadena perpetua, Ren tendrá que pagar una multa de 4,2 millones de yuanes (530.000 euros).
Desde su llegada al poder en 2012, Xi ha lanzado una dura campaña de lucha contra la corrupción, en la que se ha investigado a más de un millón de funcionarios y que según expertos ha servido de instrumento para combatir posibles rivales políticos.