Si bien, las mujeres ya habían denunciado sobre un control forzado de la natalidad, el informe revelado por la agencia The Associated Press (AP), basado en entrevistas con exdetenidos, estadísticas y documentos gubernamentales, la práctica es mucho más generalizada y sistemática de lo que se sabía previamente.
De hecho, la campaña de los últimos cuatro años en la región occidental de Xinjiang ha sido catalogada por algunos expertos como “genocidio demográfico”.
En medio del secretismo que mantienen las autoridades en el gigante asiático, un nuevo escándalo sobre abusos y violaciones a los derechos de las minorías musulmanas en el país, vuelve a surgir este lunes 29 de junio.
Esta vez, se trata de una brutal campaña para reducir la tasa de natalidad entre uigures y otras minorías musulmanas, en la que mujeres estarían siendo sometidas de forma sistemática a prácticas como la implantación de un DIU (dispositivo intrauterino), aplicación de anticonceptivos, abortos forzados y en otros casos, detenciones masivas, ya sea como amenaza o como castigo por “desobediencia”.
Las denuncias se centran en las prefecturas de Hotan y Kashgar donde viven los Uigures, en la región autónoma de Xinjiang, al noreste del país. Allí, las estadísticas de salud chinas muestran que a partir de 2016, el gobierno empezó a invertir millones de dólares en un programa de cirugías de control de natalidad. Las operaciones se multiplicaron por siete entre 2016 y 2018, con más de 60.000 procedimientos, según el informe.
Así mismo, se estima que en 2014, en Xinjiang, se colocaron algo más de 200.000 dispositivos de planificación intrautrerino (DIU), pero las cifras en 2018 demuestran un incremento de un 60%, al mismo tiempo que el uso de estos dispositivos cayó de forma drástica en el resto del país, ya que muchas mujeres empezaron a retirarlos.
Tan solo en esos dos años, Xinjiang pasó de ser una de las regiones con más rápido crecimiento demográfico, a ser una de las más lentas, y se estima que la tasa de natalidad sigue cayendo en picada. Solo el año pasado, el indicador de natalidad en la zona cayó un 24%, en comparación con el 4,2% que se registra en el resto del país.
“Esto forma parte de una campaña de control más amplia para subyugar a los uigures”, dijo el investigador alemán, Adrian Zenz, un contratista independiente del Victims of Communism Memorial Foundation, con sede en Washington D.C., que realizó la investigación a la que tuvo acceso AP.
“Me patearon muchas veces en el vientre durante los interrogatorios”: exdetenida
Tursunay Ziyawudun, una exreclusa de los campos de detención dijo que mientras había estado allí, las autoridades le habían aplicado inyecciones hasta que dejó de tener el periodo y la patearon muchas veces en el vientre durante los interrogatorios. Ahora no puede tener hijos y dice que a menudo sufre espantosos dolores y sangrado vaginal.
En su testimonio, Ziyawudun también dijo que las mujeres en el campo de re-educación debían someterse a revisiones ginecológicas y portar el DIU. Ella dijo que su “maestra” les advertía que si se descubría que estaban embarazadas, se les practicaría un aborto.
Tener demasiados hijos es motivo de detención
Después de que Gulnar Omirzakh, una kazaja nacida en China, tuviera a su tercer hijo, el gobierno le ordenó que se implantara un DIU. Dos años después, en enero de 2018, cuatro hombres con ropa militar llamaron a su puerta para anunciarle que su esposo había sido detenido detenido y que solo tenía tres días para pagar una multa de $2.685 dólares por tener más de dos hijos.
Si no lo hacía, le advirtieron que seguiría los pasos de su esposo y de un millón de miembros de minorías étnicas encerrados en campos de “re-educación”, a menudo por tener demasiados hijos.
“Impedir que la gente tenga hijos está mal”, dijo Omirzakh, quien tuvo que endeudarse mucho para reunir el dinero y después huyó a Kazajistán.
“Quieren destruirnos como pueblo”, agregó.
El testimonio de la mujer, hace parte de los otros 15 relatos de uigures y kazajos, que dijeron conocer a personas retenidas o encarceladas por tener demasiados hijos. Muchos pasaron años o décadas en prisión, de acuerdo con los testimonios.
China niega el abuso a las mujeres uigures
La ya abandonada política china de un hijo implicaba que las autoridades fomentaban y en ocasiones imponían anticonceptivos, esterilizaciones y abortos sobre los chinos. Pero, las minorías podían tener dos hijos, tres si vivían en zonas rurales.
Sin embargo, esta ley cambió al comenzar el mandato del presidente Xi Jinping. El gobierno revisó las normas para que los chinos de Xinjiang pudieran tener dos o tres hijos, igual que las minorías.
Beijing ha sostenido que las nuevas medidas solo pretenden ser justas al permitir que los chinos y las minorías étnicas tengan el mismo número de hijos.
“Todos, independientemente de si son una minoría étnica o un chino, deben seguir y actuar de acuerdo con la ley”, dijo este lunes el portavoz del ministerio, Zhao Lijian.
Aunque iguales sobre el papel, los expertos creen que las tácticas y agresiones del gobierno van más allá. “Es genocidio, punto”, dijo la experta Joanne Smith Finley, que trabaja en la Universidad británica de Newscastle.
“No es un genocidio inmediato, chocante, de asesinatos masivos en un mismo lugar, sino un genocidio lento, doloroso, encubierto” explicó la experta.