Científicos platenses y un aporte para luchar contra la diabetes

Es sobre la función de una proteína que tiene un papel importante en la secreción de insulina. En el trabajo también participaron investigadores alemanes.

Científicos de La Plata, junto a investigadores de la Universidad de Quilmes y colegas alemanes, llegaron a un hallazgo mientras realizaban estudios celulares y moleculares de la diabetes, que en el futuro podrían ayudar al tratamiento de esta enfermedad.

Se trata de un trabajo centrado en la caracterización -es decir identificación y descripción detallada de la estructura y funciones- de una proteína llamada ICA512, que tiene un papel importante en la secreción de insulina, una hormona producida por el páncreas que interviene en el aprovechamiento de nutrientes de los alimentos, facilitando el ingreso del azúcar del torrente sanguíneo a las células para ser utilizada como una fuente de energía.

“Específicamente -explicó Mario Ermácora, investigador del CONICET y director del IMBICE de nuestra ciudad- demostramos cómo un segmento de esa proteína denominado RESP18HD interactúa con la insulina y se transforma junto a ella en un precipitado, es decir en un cuerpo sólido que en este caso es blando y amorfo”.

“Ese proceso -añadió- estaría involucrado en la formación de los gránulos de insulina que se almacenan en el páncreas para ser liberados en la circulación sanguínea ante un estímulo, que precisamente suele ser la concentración creciente de glucosa. Este descubrimiento serviría para explicar mejor cómo se produce ese reclutamiento”.

El hallazgo fue logrado por investigadores del Grupo de Biología Estructural y Biotecnología de la Universidad Nacional de Quilmes (GBEyB, UNQ) vinculado al Instituto Multidisciplinario de Biología Celular (IMBICE, CONICET-UNLP-CICPBA) en colaboración con colegas de la Facultad de Medicina de la Universidad Técnica de Dresde, Alemania, quienes acaban de publicar sus últimos avances alcanzados luego de más de diez años de estudios celulares y moleculares de la diabetes, en un artículo científico de la revista Journal of Biological Chemistry.

EL HALLAZGO SORPRESA

Los propios investigadores señalan sobre el trabajo realizado que bien podría decirse que se trata de dos hallazgos en uno, el primero resultado de la búsqueda específica de los científicos a cargo, y el segundo, totalmente sorpresivo.

Y es que casi por casualidad, la investigación les mostró a los científicos que ese pasaje de la insulina a un estado sólido se inscribe dentro de un fenómeno más general y muy novedoso conocido como “formación de condensados proteicos”, que básicamente consiste en una nueva forma de organización por parte de las proteínas dentro de las células.

“Es un mecanismo descubierto hace pocos años según el cual las moléculas se ordenan en compartimentos sin membranas limitantes. Lo hacen en apariencia de gotas, algo que nos habla de un grado superior de compartimentalización. Lo más importante es que esto hace que el comportamiento colectivo prime por sobre las propiedades individuales y dé lugar a nuevas interpretaciones sobre los procesos celulares”, destacó Ermácora.

Este mecanismo comienza a ser reconocido como un nuevo paradigma de la biología, y se encuentra en pleno auge teniendo en cuenta que actualmente se publican a nivel mundial decenas de artículos diarios sobre procesos celulares que involucran condensación de fases sin membrana.

“Este fenómeno aparece asociado, por ejemplo, a la multiplicación de partículas virales y a la formación patológica de fibras anormales en células de muchas enfermedades neurodegenerativas, cuyo principal exponente es el Alzheimer”, agregó Ermácora.

Si bien los autores del trabajo coinciden en que es difícil saber en esta instancia en qué podría derivar este hallazgo, sí aseguran que ha causado gran sorpresa. Y que el hecho de conocer mejor cómo es el proceso que da lugar a los gránulos de insulina, permite formular nuevas hipótesis en el estudio de los trastornos diabéticos.

Cabe destacar que la diabetes es una enfermedad crónica que afecta a 1 de cada 10 argentinos mayores de 20 años, de los cuales el 50% desconoce su diagnóstico.