El hielo bloqueó el final de la operación por mar en la Campaña Antártica.
El buque holandés Timca, encargado de abastecer las bases antárticas, entra hoy al puerto de Ushuaia tras interrumpir la provisión de la Base Antártica Marambio. El navío contratado por el Gobierno no pudo completar la descarga porque el hielo impidió su acercamiento a la instalación y no cuenta con casco resistente para penetrar capas de hielo duro. Las tareas se vieron obstaculizadas, además, por fallas técnicas recurrentes en los motores y en el helicóptero Kamov 32, que colaboraba para mover la carga. Los tambores de gasoil que llevaba el Timca serán transportados ahora desde Ushuaia hasta Río Gallegos en el buque Canal Beagle de la Armada Argentina.
Juan José Chiappino, coordinador general del puerto santacruceño, tiene todo preparado para recibir y despachar lo antes posible hacia la Base Aérea de Río Gallegos los 2.350 barriles de combustible destinados a Marambio, que quedaron en la bodega del Timca y serán reenviados en aviones C-130 Hércules. El ministro Arturo Puricelli reconoció en una conferencia de prensa en la Casa Rosada que sólo resta “completar el aprovisionamiento de una parte del combustible para la Base Marambio, que tiene en la actualidad autonomía hasta finales de septiembre -sin ningún tipo de restricción en el consumo- y cuyo abastecimiento ya se encuentra planificado“. El faltante aludido supera los 200.000 litros de gasoil antártico (GOA), esencial para el funcionamiento y calefacción; además de JP1, aeronafta utilizada por el avión Twin Otter de la Fuerza Aérea, que permanece todo el invierno con el rol de búsqueda, rescate y traslados médicos interbase. El Ejército Argentino también fue convocado: pondrá camiones de la Base de Apoyo Logístico Río Gallegos y trasladará la preciada carga desde el muelle de Punta Loyola hasta la base aérea local distante unos 50 kilómetros.
La “Operación Frigobar“, humorada de los aviadores para denominar el puente aéreo del Hércules a la Antártida, comenzó a tomar forma en una cumbre que se hizo el lunes y de la que participó Puricelli junto al titular del Estado Mayor Conjunto, brigadier general Jorge Chevalier, y su colaborador directo, brigadier mayor Humberto Trisano; ambos, responsables de planificar, dirigir y ejecutar la actividad logística antártica según lo establece el Decreto Nº 11.798/2008. También estuvo presente el brigadier mayor Marcelo Ayerdi, comandante de Alistamiento y Adiestramiento, el “dueño de los fierros” encargado de poner el auxilio de los Hércules.
Los aviadores tranquilizaron al ministro: “cada 6 vuelos con 50 tambores por travesía, estiramos un mes más la autonomía de Marambio”. “No es necesario trasladar toda la carga que dejó el Timca, siempre que nos asegure que hay buque zarpando en diciembre para la campaña de verano 2013-2014”, aclararon los uniformados. Faltó agregar que el descalabro logístico actual protagonizado por la adjudicataria de la licitación de alquiler de medios, la empresa Transport & Services, se debió en parte al comienzo tardío de la actividad antártica, que arrancó casi a fines de febrero, muy cerca de la formación de los hielos invernales.
La estadística planteada supone que los veteranos C-130 funcionen con precisión suiza y que no presenten novedades técnicas graves al cabo de un viaje. La fuerza cuenta con cuatro Hércules en servicio. Tres de la versión H son aptos para la operación antártica. El cuarto, matrícula TC-100, que es un modelo civil adaptado al concepto militar, no puede maniobrar en la pista de Marambio ya que está limitado por las dimensiones del fuselaje.
Durante la campaña de 2010, por ciertas demoras del buque ruso Vasili Golovnin, ya se había evaluado la alternativa de abastecer a Marambio por aire en un plan de 100 vuelos. En aquella oportunidad, Chevalier lo descartó de plano.
El protocolo de operación con carga inflamable no permite llevar víveres ni ningún otro insumo (mucho menos, pasajeros) en el mismo vuelo. Por eso, el traslado sumará horas extra a las programadas en el ejercicio 2013. El costo de la hora de vuelo de un Hércules ronda los u$s 7.900 y la travesía hasta Marambio cuesta alrededor de u$s 59.000. Un cálculo optimista indica que hay en juego más de 2 millones de dólares en las previsiones del secretario de Planeamiento, Mauro Vega. La pista de aterrizaje de Marambio tiene una extensión de 800 metros con final en el mar, por lo que no perdona impericias al momento del aterrizaje y exige al máximo el sistema de frenado de la aeronave. La maniobra de descarga es riesgosa, no hay más de tres o cuatro horas de luz en el invierno antártico y el avión no detiene los motores durante la estadía para evitar el congelamiento de mecanismos y tuberías.