El fiscal asegura que al acusado, un hombre de 37 años, “le gustaba matar a gente”.
Un enfermero de Texas ha sido condenado este martes por homicidio tras matar a cuatro pacientes con inyecciones de aire después de someterse a cirugía cardíaca. El jurado del condado de Smith declaró culpable a William George Davis, de 37 años, que trabajaba en el hospital Christus Trinity Mother Frances en Tyler entre 2017 y 2018 cuando llevó a cabo los asesinatos.
Durante el juicio se exhibió un vídeo de una cámara de seguridad en el que se ve a William Davis entrando y saliendo de la habitación de un paciente, solo minutos antes de que la condición del enfermo comenzara a deteriorarse rápidamente. Ante las muertes consideradas anómalas por el personal médico del centro hospitalario, los responsables llamaron a la policía y se abrió una investigación. En abril de 2018 el enfermero fue arrestado como sospechoso de los fallecimientos y despedido del hospital.
El doctor William Yarbrough, neumólogo del área de Dallas y profesor de medicina interna, explicó al jurado cómo la inyección de aire en el sistema arterial del cerebro causa lesiones cerebrales y la muerte. Yarbrough dijo que pudo determinar que había aire en el sistema arterial del cerebro de las víctimas al ver imágenes de escáneres cerebrales, algo que nunca antes había observado en su larga experiencia en la medicina.
El abogado defensor Phillip Hayes señaló que el hospital tenía problemas y que Davis ha sido un chivo expiatorio que solo fue acusado porque estaba allí cuando ocurrieron las muertes. También añadió durante el juicio que los accidentes cerebrovasculares no son casos extraños en las unidades de cuidados intensivos, donde los cuatro pacientes estaban recibiendo atención.
Por su parte, el fiscal Chris Gatewood indicó durante los alegatos finales que a Davis “le gustaba matar gente”. Por su parte, el fiscal Jacob Putman dijo que el hospital no había cambiado ninguno de sus procedimientos y no había tenido incidentes similares desde que Davis se fue. El fiscal señaló que los cuatro pacientes estaban en condición estable después de la cirugía hasta que comenzaron a sufrir síntomas similares a los de un accidente cerebrovascular. Davis era el única enfermero de turno en ese momento. “Un hospital es el lugar perfecto para que un asesino en serie se esconda”, dijo Putnam.