Control digital de presentismo blanqueó travesuras de decenas de empleados.
A pesar de las fallas por acción u omisión en algunas áreas delicadas, como por ejemplo, la problemática obra social de los empleados legislativos, los presidentes de Diputados y Senado, Emilio Monzó y Gabriela Michetti, respectivamente, continuaron con las expulsiones de la planta permanente que no justifica su situación ante reiteradas ausencias. En muchos casos, el blanqueamiento de este panorama -a través del sistema digital de presentismo- pincela el descontrol que tuvieron ambas cámaras durante las últimas décadas.
Por caso, el Senado desactivó el 5 de diciembre último al agente Héctor Ezequiel Vargas. Según consta en el decreto presidencial 392-18, el ahora exempleado incurrió durante el mes de septiembre pasado en su “novena a decimoséptima inasistencia sin causa justificada los días 5, 6, 7, 10, 11, 14, 21, 24 y 27”.
El decreto además detalló que al agente primero se lo apercibió por una primera inasistencia injustificada el 18 de junio del corriente año. Luego se le aplicó un día en dos ocasiones por otras ausencias sin motivo. El trámite continuó con tres, cuatro y cinco días de suspensión hasta llegar a más de 10 inasistencias “injustificadas discontinuas en los 12 meses anteriores”.
Con el sumario cerrado, la cámara alta aplicó la cesantía del trabajador que se desempeñaba en el Departamento Intendencia del Anexo de la cámara alta. Otros empleados aún cuentan con cuerda para tensar, ya que tienen margen para seguir ausentándose. El 22 de noviembre pasado, el Senado notificó que “el agente Juan Marcelo Fernández, Legajo No 24.813, quien desempeña tareas en el Departamento ‘C’ dependiente de la Dirección de Seguridad y Control, incurrió el día 06 y el 20 de septiembre de 2018, respectivamente en su tercera y cuarta inasistencia sin causa justificada”.
A este empleado ya se le aplicaron los apercibimientos correspondientes, y en esta ocasión le correspondieron tres días de suspensión. Una situación similar corrió para el trabajador de Diputados Emmanuel Camera, quien no pudo justificar las faltas del 9 de abril, 14 de mayo, y 14, 21 y 22 de junio último. Al agente le aplicaron desde la cámara baja seis días de suspensión sin prestación de servicios ni percepción de haberes.
Los decretos y resoluciones pueden visualizarse en las páginas web de ambas cámaras. A la hora de decisiones presidenciales y administrativas, el Senado cuenta con un acceso un poco más prolijo y visible que Diputados. Esta factura nunca fue percatada por Monzó y sus antecesores, los otrora cristinistas Julián Domínguez y Eduardo Fellner. En otras áreas, el Congreso entero deja mucho que desear.
A veces, algunas resoluciones también distan de la racionalidad. En julio pasado, Ámbito Financiero dio a conocer que el Senado detectó a una empleada que tuvo “incompatibilidad horaria” con otro cargo en Aguas Bonaerenses (ABSA). El plazo en cuestión fue colosal: siete años, 11 meses y 23 días. La sanción que le aplicó la cámara alta fue aún más generosa, ya que la trabajadora sólo fue multada con una suspensión de ocho días “sin prestación de servicios ni percepción de haberes”.
La agente María Sol Iglesias comenzó a ser investigada sobre la base de informes de la Administración Nacional de Seguridad Social y tras cruzar sus declaraciones juradas. Según consta en el expediente del Senado, ABSA manifestó que la empleada “prestó servicios en esa empresa hasta el 23 de febrero de 2016, cumpliendo un horario normal y habitual de 9 a 17”.
Iglesias luego señaló que “se desempeñó en ABSA desde marzo de 2008 al 23 de febrero de 2016 en la modalidad ‘part time’”. Durante ese lapso, la Cámara alta comprobó que la agente “laboró tanto en este Honorable Senado así como en Aguas Bonaerenses SA, incumpliendo asimismo su obligación de informar tal situación en la Declaración Jurada de Cargos y Actividades”.