La población ha logrado pasarse archivos mediante pen-drives, unas herramientas que son “tan comunes como las rocas”.
Corea del Norte ha puesto en marcha una nueva legislación que reprime cualquier influencia extranjera. De este modo, el gobierno de Kim Jong-un perseguirá a la población que tenga en su poder películas, ropa o utilice un vocabulario que no esté aprobado por el mandatario.
Lee Song Yomg, redactor jede del Daily NK (una publicación online de Seúl con fuentes en Corea del Norte) ha contado a la BBC que esta ley “establece que si un trabajador es descubierto, el jefe de la fábrica puede ser castigado, y si un niño es problemático, los padres serán igualmente reprimidos”.
En palabras de Choi Jong-hoon, un desertor que consiguió salir del país en 2020, “en momento difíciles, el reglamento, las leyes y los castigos se vuelven más severos”.
Saber qué estaba pasando
Sin embargo, aunque la lucha contra la piratería diera comienzo en 2002, momento en que se requisaron 20.000 CDs en una universidad, los norcoreanos han logrado pasarse archivos mediante pen-drives, unas herramientas que son “tan comunes como las rocas”, ha indicado Choi.
Kim Geum-hyok cuenta que tenía apenas 16 años cuando en 2009 fue capturado por guardias de una unidad creada para perseguir y arrestar a cualquiera que compartiera vídeos ilegales: “Tuvimos que arriesgarnos muchísimo para ver esas telenovelas, pero nadie puede vencer nuestra curiosidad. Queríamos saber qué estaba pasando en el mundo exterior”.
Con esta nueva y rígida ley, el líder del país comunista perseguiría todo tipo de influencia que pudieran tener los productos audiovisuales en su población, como un corte de pelo o la forma de vestir. De hecho, el gobierno de Kim Jong-un ha prohibido más de una docena de peinados que considera ‘no socialistas’.