Américas de Transparencia Internacional publicó su informe anual y reveló que la percepción del crimen organizado y la desigualdad son los pilares fundamentales de la corrupción en América Latina. Venezuela y Paraguay lideran el ranking regional. Chile y Uruguay están bien ubicados.
Alejandro Salas, director de las Américas de Transparencia Internacional, explica en su informe que la desigualdad, el crimen organizado y el desgaste de las instituciones son las tres columnas que encabezan la corrupción en América Latina.
“Los grandes temas de la agenda latinoamericana son la seguridad ciudadana y el control del crimen organizado, pero también la inequidad”, señala. Para él, “la democracia de todos los días” es la mejor receta para luchar contra la corrupción.
El índice 2013 de esta organización no gubernamental sobre la percepción de la corrupción en 177 países del mundo indica que Venezuela sigue siendo uno de los países de más corrupción (puesto 160), seguido por Paraguay (150), Honduras (140) o Guatemala (123). Por su parte, Uruguay (19) es, junto con Chile (22), uno de los países latinoamericanos que mejor posicionados.
“Lo que más llama la atención es la tendencia de los países de Centroamérica a caer en el índice. Nuestra lectura es que los países que están más expuestos a la violencia y el crimen organizado son muy vulnerables”, apunta Salas.
“Cuando las mafias están haciendo negocios ilegales en esos países, tienen incentivos muy grandes para debilitar a las instituciones. Para cruzar mercancía ilegal de un lado a otro necesitas poder sobornar policías, militares, capacidad para controlar aduanas y puertos, y es muy grande la tentación de financiar a los políticos”, asegura.
Y agrega que en el caso de Venezuela “hay un desgaste fuerte de las instituciones, pero el motivo es diferente”. Salas lo atribuye al “control tan fuerte que tiene el ejecutivo, en este caso, el presidente, sobre otros poderes del Estado” como la Justicia o las autoridades electorales.
Por su parte, Brasil se mantiene estable en la lista (puesto 72), a pesar de los recientes casos de corrupción política. “Aunque solo cae un punto, Brasil no debería estar contento con su puntuación. No es suficiente con tener poderío económico si no puedes dar ejemplo con buen gobierno”, explica el investigador mexicano. A pesar de que existen nuevas leyes sobre el acceso a la información pública y que rige otra que castiga penalmente por corrupción, “está la sensación de una práctica de corrupción muy extendida”.
“La región ha demostrado mucha estabilidad: hay crecimiento económico, hay elecciones de manera regular, hay cambio de partidos en los gobiernos. La economía y la democracia electoral caminan bien”, asegura, y apuesta por la democracia de todos los días para hacer frente a la corrupción.
“La democracia no termina el día de las elecciones; al contrario, el día de las elecciones debería comenzar. Tenemos que vigilar que se porten bien nuestros gobernantes, que las políticas públicas no sean capturadas por pequeños grupos de interés, etc. A América Latina le está faltando esa democracia de todos los días”, concluye