Un equipo de trabajo que se encuentra en España, pero ha interactuado con distintas universidades del mundo, incluida la de Mar del Plata, diseñó un proyecto que permite obtener energía limpia desde la depuración de las aguas residuales.
Investigadores españoles y de otros destinos del mundo desarrollaron un proyecto que permite obtener energía limpia directamente de la depuración de aguas residuales con la ayuda de una insólita bacteria capaz de producir electricidad durante su intervención en el proceso de purificación hídrica.
La idea era diseñar un prototipo de pila microbiana para uso industrial que genere de forma simultánea energía y depure las aguas. El proyecto fue terminado por la Unión Europea, con el aporte de 3 millones, y les supondría un ahorro en los gastos de energía derivados del tratamiento usado para eliminar los componentes residuales hídricos, que representan entre 50 y 60 por ciento de los costes.
La investigación estuvo liderada por el Instituto de Electroquímica de la UA para llevar a la denominada, que comenzó en octubre de 2009 y que acaba de finalizar, han explicado a Efe los doctores Víctor José Climent y Juan Manuel Ortiz, dos investigadores de este centro.
Además del instituto anteriormente citado, han participado del proyecto universidades de Alcalá de Henares (Madrid), de Liverpool (Reino Unido) y Berna (Suiza). También han intervenido el Instituto de Investigaciones en Ciencia y Tecnología de Materiales (Intema) de Mar de Plata (Argentina) y la empresa danesa especializada en ingeniería electroquímica Electro-Cell.
Todo se inició con el conocimiento e investigación de una bacteria conocida como Geobacter Sulfurreducens, que vive en los entornos marinos y lechos de ríos donde no hay oxígeno. Dicho microorganismo tiene la capacidad de crecer sobre un electrodo, lo que posibilita aprovechar la electricidad generada durante su metabolismo para crear “un tipo muy particular de batería, llamada pila de combustible”, ha indicado Climent, quien ha señalado que “esto permite la producción de electricidad al tiempo que elimina residuos contaminantes”.
Primero, los científicos debieron dedicarse a un nivel muy básico y a escala de laboratorio, pero la fisiología de esta bacteria y su capacidad para “comunicarse eléctricamente con distintos metales para optimizar las condiciones de generación de la electricidad”, ha revelado este investigador.
Luego diseñaron diversos prototipos que ya están en funcionamiento en las instalaciones del Instituto Universitario de Electro química de la UBA. Los prototipos actuales llegan a producir una potencia eléctrica de entre 20 y 40 vatios por metro cuadrado, lo que equivale a unos 5 kilovatios por metro cúbico de agua tratada.
Según lo expresado por Ortiz, un prototipo de investigación dentro de ese ámbito puede ser aplicable a nivel industrial cuando supera la potencia de 1 kW/m3. Aunque el proyecto ha finalizado, los investigadores consideran que se pueden optimizar aún más los resultados del prototipo diseñado y, por consiguiente, aumentar la potencia eléctrica a través de una serie de modificaciones en las condiciones en que esta bacteria se une al electrodo para mejorar su rendimiento energético.