El analista internacional Federico Gaón, habló en la 99.9 sobre el gesto que tuvo el gobierno italiano ante la visita de Hasan Rahoni, presidente de Irán, tapando los desnudos de las estatuas para no ofender a la delegación de dicho país: “es dar la espalda al patrimonio italiano”, destacó.
La visita del premier iraní a Italia ha dejado conclusiones negativas según las opiniones vertidas en distintos medios del mundo. Un gesto del gobierno italiano puntualmente fue el que desencadenó una serie de críticas, sobre todo porque fue hecho poniendo por encima los intereses económicos por sobre los de la identidad del pueblo.
Quien analizó esta situación fue Federico Gaón, especialista en política internacional quien fue muy crítico en la 99.9: “es bastante payazesco lo que está sucediendo porque uno se pone a pensar y no sabe quienes son los más necesitados, si los iraníes o acaso los europeos”.
El gesto de cubrir los desnudos de las estatuas ubicadas en distintas zonas de la ciudad y museos para no ofender a la delegación iraní cayó muy mal: “lo interpreto no sólo como un acto bien intencionado y diplomático, sino todo lo contrario, es lisa y llanamente un acto de cobardía. Es darle la espalda al patrimonio italiano”.
Las reacciones se extendieron en el tiempo y en el territorio porque después de su paso por Italia, la delegación iraní fue a Francia y se encontró con una respuesta distinta: “los franceses, en la segunda escala de Rohani, advirtieron esto y le dijeron que seguirán sirviendo vino y seguir las costumbres gastronómicas. Si los iraníes hubieran ido a Francia antes que a Italia, también se hubieran lavado las manos con tal de hacer negocios”.
Si bien la visita del premier iraní puede formar parte de los negocios en juego, para Gaón se ha cruzado un límite: “como analista internacional soy pragmático y más allá de que no me gusta la idea de un presidente iraní a Europa, es algo inevitable. Ahora, traicionar la cultura y el propio patrimonio, me parece demasiado”. Por otro lado, destacó: “que no haya reciprocidad me parece un acto de cobardía absoluto. Si a Rohani no le gusta lo que ve que se tape los ojos o que no vaya porque cuando los mandatarios viajan a su país, se adaptan a la cultura”.
A pesar de las críticas que fueron generales, hay un punto en particular que es grave para el analista: “me preocupa el mensaje que esto deja. Es un mensaje de debilidad rotundo, personas con intenciones equivocadas pueden decir que los europeos quieren más la plata de lo que quieren a su propia cultura”, sentenció.