“Debemos reconocer que hay gente que vive el delito”

La fiscal Andrea Gómez, habló esta mañana en la 99.9 sobre la situación que atraviesan hoy sus pares ante el incremento de la delictualidad en la ciudad. Marcó falencias y destacó que además hay “familias completas de delincuentes donde he procesado al padre, al hijo y al nieto”. 

Policía BonaerenseEl delito en Mar del Plata sigue creciendo. Así lo demuestra no sólo la realidad que se vive día a día en la calle, sino también a través de los operadores públicos de justicia. La fiscal Andrea Gómez, explicó esta mañana en la 99.9 de que forma se ha incrementado el delito en la ciudad.
“Todos los fiscales terminamos hablando de la escalada de violencia que se da en el contexto de una ausencia de controles que podrían existir. Hubo una seguidilla de robos en casas ultraviolentos desde el lunes hasta ayer en los cuáles estamos trabajando. Las jurisdicciones más afectadas son las de la comisaría novena y segunda”, resaltó. Luego abundó: “son entraderas en casas de personas mayores y en horarios cada vez más inusitados. Hay entraderas cuando la gente llega a la casa a las 8 de la noche, con golpes de las víctimas, eso sumado a casos como el que sucedió el lunes con abuso sexual sobre la víctima también”. En ese contexto, algo que llama la atención es que prácticamente todos tienen antecedentes: “en su mayoría son delincuentes reincidentes”, indicó la Dra. Gómez.
Si bien las declaraciones son claras, hay algunas estadísticas que circulan marcando un bajo número de reincidencia. Al respecto, destacó que “las estadísticas de reincidencia, las tendrían que blanquear los juzgados de ejecución o en su caso el Dr. Nicora que es el fiscal de ejecución. Nosotros tenemos un alto grado de reincidentes con apellidos conocidos y familias conocidas”.
Algo que siempre resaltamos a través de N&P, tiene que ver con el fenómeno de las familias de delincuentes que sucede en la ciudad y al respecto, Gómez aseguró que “hay familias de delincuentes en barrios determinados de Mar del Plata como Las Heras, Centenario, Parque Hermoso. A mi me tocó procesar a los padres, a los hijos y a los nietos”.
Como muchos de los propios malvivientes, se refieren al hurto y el hecho de delinquir como un “trabajo” y eso es porque les genera una ganancia que les permite vivir: “debemos reconocer que hay gente que vive del delito, que hay familias enteras que se dedican a esto. Las zonas más peligrosas de Mar del Plata son el complejo FONAVI y el Barrio Centenario que ha resurgido, ahora con el ataque a las personas de bien que viven alrededor del propio Centenario”.
Con esos problemas por resolver, también se suma otro, que tiene que ver con interceptar las cosas que se roban para evitar que lleguen al mercado negro: “hemos hecho allanamientos en los aguantaderos donde guardan las cosas robadas. En algunas oportunidades hemos encontrado todo, pero en otros cuando llegamos hay rastros, pero han huído porque evidentemente alguien les avisa”, puntualizó la fiscal.
Lo que si está claro es que si el delito aumenta, es porque hay gente que consume. “Hay algunos que no le gustan los términos, pero donde hay crimen es porque hay mercado. En los últimos secuestros virtuales, lo que se ha visto en el lugar donde eran trasladados eran automóviles robados”, remarcó Andrea Gómez.
A todos estos impedimentos, la justicia debe agregar un escollo más: las dificultades técnicas para investigar: “para los fiscales no es fácil cruzar los datos. No es algo que nos sentamos como la serie CSI, cruzamos datos y sabemos todos los movimientos. Los procesamientos de datos se hacen de acuerdo a la documentación que se recoge en allanamientos y los registros que tiene el ministerio público, pero por ejemplo no es sencillo acceder a los registros de la policía de la provincia de Buenos Aires”. Uno de los ejemplos que citó tenía que ver con su pasado: “cuando era fiscal de automotores, no teníamos acceso al registro de secuestros de la provincia de Buenos Aires, excepto cuando era un caso extremadamente violento y mediático donde se levantan las barreras”.
Por último, contó casi en un tono irónico la increíble respuesta que recibió ante el pedido de una conversación para una causa: “cuando se pide alguna escucha telefónica, a mí el año pasado me mandaron del servicio de inteligencia un cassette. Les contesté irónicamente que no tenía cassettera. Muchas veces de lo que se anuncia a lo que se hace hay una gran distancia”, finalizó.