Desde el alma

La Selección Argentina de Básquetbol obtuvo la clasificación al Mundial de España 2014 y se subió al podio del Premundial de Caracas. Un equipo nuevo, con mucha juventud, demostró que la identidad sigue intacta y abrió una luz de esperanza hacia el futuro.

La apuesta era arriesgada. El momento de la transición llegó inexorablemente y el Premundial de Caracas iba a ser la gran prueba. Un grupo de jugadores jóvenes, liderado por Luis Scola, cumplió con el desafío de mantener el espíritu de la Generación Dorada, para convertirse definitivamente en El Alma Argentina.
En un torneo extremadamente parejo, la selección nacional consiguió el objetivo de clasificar al Mundial de España 2014. Y supo sobrellevar los malos momentos para encaminarse hacia el podio y colgarse la medalla de bronce, después de un andar irregular que casi lo deja fuera del certamen.
Haber superado una situación límite, luego de quedar al borde de la eliminación, será de gran experiencia para el futuro de esta camada. Es cierto que Argentina tuvo altibajos, pero terminó ganando los partidos que tenía que ganar, a pesar de haber perdido partidos que no podía perder.
El triunfo inicial ante Paraguay era previsible, pero el primer golpe fue la caída ante República Dominicana. La recuperación llegó con el encendido triunfo ante Venezuela, con todo el Poliedro en contra. Luego, el equipo fue convincente ante México y cerró la fase inicial en la primera colocación de su grupo.
En la segunda fase, fue derrotado ante Puerto Rico; se sabía que podía ocurrir, pero todo se desmoronó con la inesperada caída frente a Jamaica, que alteró todas las previsiones del torneo. Con la soga al cuello, Argentina pudo rehacerse ante Uruguay. Y a la hora de la verdad, en la definición ante Canadá, demostró que, además de jugar bien al básquet, la actitud y la personalidad respaldadas por la historia son virtudes indispensables para ganar partidos que definen cosas importantes.
Estaba en juego la chance de ir al Mundial y la selección nacional perdía ante los canadienses. Pero supo resurgir con inteligencia, determinación y corazón hasta sacar un triunfo desde el alma. Una vez lograda la clasificación, llegó el desahogo y se vieron los rostros de alegría. El coach, Julio Lamas, emocionado hasta las lágrimas y con la voz entrecortada. Luis Scola, sonriente y orgulloso, pero con la mente puesta en seguir adelante en el torneo. Selem Safar, agradecido de haber tenido esta oportunidad única en su carrera. Marcos Mata, siempre serio y poco expresivo pero notoriamente feliz. Facundo Campazzo, reconociendo que escribieron un capítulo de la historia del básquet argentino, pero con la cabeza puesta ahora en salir campeón. Algunas pinceladas de un momento que puede ser el comienzo de una nueva era.

El despegue de Campazzo

El jugador de Peñarol Facundo Campazzo finalizó con gran nivel el Premundial de básquetbol de Caracas, y se erigió como una de las piezas fundamentales del recambio de la selección argentina. Siempre fiel a su estilo, el base cordobés parece no percatarse de la admiración que genera con su juego en el ámbito internacional.
Tras concretar la victoria ante República Dominicana, que le dio a Argentina la medalla de bronce, Campazzo habló del valor que le dio el equipo a la posibilidad de subirse al podio. “Estoy contento porque pudimos conseguir una medalla, que era el segundo objetivo a cumplir después de haber conseguido la clasificación. No pudimos estar en la final, pero no hay tiempo para estar mal en estos torneos. Nos dolió la derrota con México en semifinales, la sentimos. Estábamos calientes. Pero sabíamos que un tercer puesto no es lo mismo que el cuarto“, expresó.
Como cada vez que se muestra en cancha, Campazzo no pasa desapercibido. Y en este Premundial fue merecedor de los conceptos más elogiosos del ambiente del básquetbol internacional. Sin embargo, a la hora de hacer un análisis, Facu prefiere mantener por delante la importancia del objetivo grupal. “Lo individual es secundario. Lo que más me voy a guardar de este torneo es la medalla. Era lo que queríamos conseguir como equipo. Este es el momento de disfrutar con mis compañeros y no de pensar en lo individual, porque ya tendré tiempo de pensarlo en mi casa“, manifestó.
Además, Campazzo se mostró orgulloso de poder mantener a la selección argentina en los principales lugares. En ese sentido, remarcó que “estar en el podio habla también de la identidad de la Generación Dorada y de antes también. Los equipos que integran la Selección siempre se quieren comer la cancha, y nosotros tratamos cada uno de aportar nuestro granito de arena“.
En un grupo nuevo integrado por jugadores jóvenes que promedian los 26 años, Campazzo jugó con estirpe de líder a pesar de su corta edad. Al respecto, afirmó: “tengo 22 años. Estoy entre los jóvenes, sin ninguna duda, pero este equipo se integró con una mezcla de jugadores jóvenes y de experiencia, y creo que por momentos supimos combinar eso a la perfección. Siempre estuvimos unidos y combinamos al máximo la experiencia con la juventud“.