Ubicado en una de las esquinas más emblemáticas de la capital francesa, a pocos metros del Arco del Triunfo, el famoso establecimiento fue blanco de los ataques de los sectores más radicalizados del movimiento.
Un grupo de agitadores saqueó este sábado tiendas de la famosa avenida de los Campos Elíseos en París, durante el 18º día de movilización de los “chalecos amarillos”, marcado por un nuevo brote de violencia.
Miles de manifestantes se congregaron en la emblemática arteria, donde al mediodía ardían varias barricadas. Mientras algunos grupos coreaban lemas anticapitalistas o antipoliciales, otros atacaban tiendas (Hugo Boss, Lacoste, Nespresso…) y restaurantes como el famoso Fouquet’s, frecuentado por famosos.
La brasserie, fundada en 1899 por Louis Fouquet, es considerada un monumento histórico nacional. Estuvo en boca de todos en 2007, luego de que Nicolas Sarkozy celebrara allí su triunfo en las elecciones presidenciales.
Los vándalos destruyeron el frente y el interior. Uno de los atacantes lo rebautizó con grafiti. En vez de Fouquet’s, que refiere a su primer dueño y fundador, escribió “C’est FOU quets”, haciendo un juego de palabras porque fou significa loco.
A pocos metros, junto al Arco de Triunfo, grupos de manifestantes, muchos de ellos vestidos de negro y con capucha o casco en la cabeza, lanzaban adoquines a las fuerzas de seguridad, que respondían con gases lacrimógenos.
Hacía semanas que no se veían en París escenas de saqueos y enfrentamientos como estas, que recuerdan a las que se registraron en los mismos Campos Elíseos a finales de noviembre y principios de diciembre y cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo. El ministro del Interior, Christophe Castaner, denunció las acciones de “profesionales del destrozo y del desorden” y pidió a la policía que responda “con la mayor firmeza”.
Después de semanas de declive, el movimiento de los “chalecos amarillos” trataba de cobrar un nuevo impulso este sábado con una gran manifestación en París. Los incidentes no tardaron en producirse.
Según imágenes difundidas durante la mañana por las televisiones, algunos manifestantes trataron de atacar un camión de la gendarmería mientras otros erigían barricadas. Las fuerzas del orden respondieron con gases lacrimógenos y cañones de agua.
Según un balance divulgado por la policía a media mañana, 31 personas fueron detenidas. Las fuerzas de seguridad estaban fuertemente movilizadas en la capital para el 18º sábado consecutivo de manifestaciones de “chalecos amarillos” contra la política fiscal y social del gobierno francés.
El centro de la capital, con estaciones de metro cerradas y escaparates protegidos, se preparaba para recibir a miles de manifestantes al cumplirse cuatro meses del inicio de las protestas. Varias figuras de este movimiento apolítico que se organiza en las redes sociales invitaron a sus simpatizantes a converger en la capital.
“Esperamos a los de Toulouse con impaciencia, los de Burdeos, los de Marsella…”, dijo el camionero Eric Drouet, uno de los líderes de los “chalecos amarillos”, quien dijo esperar también refuerzos de Italia, Bélgica, Holanda y Polonia.
Maxime Nicolle, otro miembro destacado, prometió un día “memorable”, “un fin de semana entre los más importantes desde el inicio de esta movilización”.
Presentada como un “ultimátum” al presidente Emmanuel Macron, esta nueva movilización se produce tras una serie de debates en Francia con los que el gobierno esperaba canalizar la ira de los manifestantes y hacer emerger propuestas concretas.
El número de manifestantes decayó en las últimas semanas. Según cifras del ministerio del Interior, que los “chalecos amarillos” cuestionan, fueron 28.600 en toda Francia la semana pasada, una décima parte de los 282.000 que salieron a la calle el 17 de noviembre, inicio del movimiento.
Para evitar los disturbios y la violencia que opacaron varias manifestaciones y cuyas imágenes dieron la vuelta al mundo, las fuerzas del orden pusieron en marcha un severo dispositivo policial.
Unos 5.000 hombres y seis vehículos blindados de la gendarmería están desplegados en la capital, donde hay también previstas otras manifestaciones como la llamada “Marcha del siglo” por el clima.