Furioso con un libro que lo pinta irreflexivo e incapacitado para el cargo, dijo que su genialidad está en su éxito empresarial, su estrellato en la tv y ganar la presidencia.
Era casi la medianoche del viernes cuando Donald Trump terminó de tuitear una andanada feroz contra el autor del libro que lo retrata como un “idiota” que no está capacitado para gobernar. El presidente se fue a dormir, pero evidentemente siguió rumiando su bronca entre las sábanas de la residencia de Camp David, donde pernoctó anoche. Fue así que a las 7.29 de la mañana del sábado disparó otra seguidilla tuitera cuyas frases seguramente entrarán en la historia como marca de su controvertida presidencia: para intentar demoler los rumores sobre su salud mental, no solo afirmó que se considera a sí mismo “realmente inteligente”, sino también “un genio muy estable”.
Las especulaciones sobre su capacidad no son nuevas, pero alcanzaron su máximo esplendor estos días tras la reciente publicación del libro “Fire and Fury. Inside the White House” (Fuego y furia. La Casa Blanca por dentro), del periodista Michael Wolff, en el que diversos colaboradores con acceso a la Casa Blanca lo describen como un hombre inestable, disperso y con limitaciones cognitivas.
No solo fue el libro del que habla todo Washington el que disparó el tema. La prensa reveló también que, a principios de diciembre, un grupo de legisladores, preocupados por la salud mental del presidente, había consultado a una experta de la Universidad de Yale, Bandy X Lee, que pintó un panorama preocupante. “(Trump) Va a perder el control, y estamos viendo las señales”, dijo Lee a los legisladores, según relató en una entrevista con Político.
Trump buscó ayer disipar todas las dudas. “Ahora que se ha demostrado que la trama rusa, después de un año de intenso escrutinio, es una total falsedad, los demócratas y sus perros falderos, los grandes medios mentirosos, han recuperado el viejo juego que aplicaron a Ronald Reagan y han empezado a gritar sobre mi estabilidad mental e inteligencia. Lo cierto es que a lo largo de mi vida, mis dos grandes bienes han sido la estabilidad mental y ser realmente inteligente. La Deshonesta Hillary también jugó fuerte a estas dos cartas y, como todo el mundo sabe, acabó quemada. Yo pasé de ser un muy exitoso empresario a una gran estrella de televisión a presidente de Estados Unidos (al primer intento). Creo que esto se calificaría no como inteligente, sino como genio… y un genio muy estable”, tuiteó el presidente.
Como era de esperar, el hashtag #stablegenius (genio estable) estalló en las redes y hasta ya hay remeras con esa frase en proceso de impresión. El magnate ha sido siempre acusado de ser un hombre arrogante y ególatra, pero ahora todos recuerdan aquí el viejo refrán: “Dime de qué presumes y te diré de qué careces”. Los tuits incluso encierran una mentira fácilmente comprobable: Trump no ganó en su primer intento ya que fue un fugaz candidato por el partido Reformista en el 2000.
El de ayer fue el más reciente contraataque de Trump contra el libro que ya se ha agotado en Washington y está en lista de espera en Amazon. “Fuego y furia” muestra al presidente como un hombre indisciplinado, con el temperamento de un niño que en realidad no quería ganar la Casa Blanca, y que pasa las noches comiendo hamburguesas de McDonald´s en la cama, mirando televisión y hablando por teléfono con sus viejos amigos.
El libro cita también al poderoso ex asesor de Trump, Steve Bannon, y a otros consejeros prominentes que ponen en duda la aptitud del presidente hasta incluso llamarlo “idiota”.
Poco después de su serie de tuits mañaneros, Trump dio una conferencia en Camp David, en las afueras de Washington, en donde se reunió con varios miembros de su administración. Los periodistas estaban más interesados en obtener comentarios sobre el libro que por los asuntos formales que había tratado con sus funcionarios.
El presidente dijo que la obra de Wolff es “ficción” y “una desgracia”. “Muchísimo de lo publicado es falso”, agregó, y aclaró que el periodista nunca estuvo en el Salón Oval y nunca lo entrevistó, a pesar de que el periodista dijo que habló “más de 3 horas con él”. Por su parte, Wolff –que también fue señalado por algunos colegas por su falta de rigurosidad periodística– cree que ha llegado el principio del fin de la presidencia de Trump, según dijo ayer en una entrevista con BBC. “Creo que uno de los efectos interesantes de este libro es que la historia que cuento parece presentar su presidencia de forma que claramente dice que no puede hacer su trabajo”, dijo Wolff.
Lo cierto es que con sus tuits de ayer el presidente dio más razones a quienes lo acusan de padecer un trastorno narcisista que le impide aceptar consejos y ver más allá de su ego. Ya había dado algunas otras señales, como cuando se jactó de tener un “botón nuclear más grande y poderoso” que el del líder norcoreano Kim Jong-un.