Según la ONG Observatorio Venezolano de Prisiones, el país latinoamericano finalizó el año 2013 con 506 presos muertos. Dicha cifra es un 14 % menor con respecto a 2012, pero se advierte que hay un hacinamiento del 231 % y de la influencia de líderes presos.
En el informe que hizo público, la organización no gubernamental, indica que hay 53.566 internos en los 51 centros de reclusión, entre las que están incluídas las prisiones, retenes y comisarías, habilitados en el país, que están diseñados para albergar a 16.189 personas. De ellos, solo el 29,89 % están condenados o tienen una sentencia definitiva.
El director del OVP, Humberto Prado, reclamó que el Ministerio para el Servicio Penitenciario venezolano, a cargo de Iris Varela, no ha atacado verdaderamente el retardo procesal desde su creación a mediados de 2011 por lo que el hacinamiento se incrementó en más de 20 % el año pasado, y tampoco ha desarmado a los líderes negativos.
“En las cárceles existe pena de muerte y si usted viola uno de los códigos que hay dentro de las cárceles que quienes los aplican son los pranes, simplemente te mueres y estos grupos existen por la complicidad con las autoridades del Estado”, denunció Prado.
Según Prado, durante 2013, 674 internos se cosieron la boca, mecanismo de protesta que usan los presos para que su solicitud de traslado a otro penal se concrete pues en la cárcel donde se encuentra su vida corre peligro por causa de esos liderazgos.
Además, el año pasado también hubo otras protestas entre las que figuran doce huelgas de hambre, tres secuestros a visitantes y cuatro a funcionarios, así como cinco huelgas de sangre, que consisten en cortes en piernas y brazos para que los directivos de la prisión se vean obligados a trasladar a los heridos a centros de salud. Diez reclusos fallecieron por enfermedades, ocho de ellos víctimas de sida y dos por tuberculosis.
“Un preso, cuando entra a prisión, tiene hasta el 43 % más de probabilidades de morir que en la calle y resulta que el preso está entre cuatro paredes bajo la custodia de la Guardia Nacional”, comentó el activista.
El número de fugados se incrementó en 11,87 % en 2013 con respecto al año pasado, según el OVP, que registró 219 evadidos, 93 de los cuales se fueron de penales, 80 de comisarías, 30 de destacamentos de trabajo, 15 de hospitales y uno del llamado “régimen abierto”.
Prado cree que la solución de la crisis carcelaria en Venezuela es entregar la administración de las cárceles a los gobiernos regionales para descentralizar el problema.
“Es menos probable que se equivoquen 23 gobernadores que un solo gobierno”, dijo al tiempo que señaló que el OVP presentará próximamente un “maletín de soluciones penitenciarias” con sugerencias para resolver los problemas del retardo procesal, la violencia, el hacinamiento, la salud y formación del personal.
Creo que el ministerio tiene que rediseñarse, no se pueden encerrar en que lo están haciendo bien (…) porque estos números que nosotros estamos dando están mostrando una cuestión totalmente contraria, apuntó tras señalar que el Gobierno debe perder el miedo a pedirle ayuda a quienes están capacitados para prestarla.