Así lo revela un estudio realizado en la Guardia del Hospital Fernández, de la Capital Federal. Casi la mitad de los conductores atendidos estaban alcoholizados. También se registró un alto consumo de tranquilizantes. Los especialistas piden más controles.
Un estudio realizado en el servicio de emergencias del Hospital Fernández de Palermo dejó en evidencia la relación directa entre el consumo de alcohol, las drogas legales e ilegales, y los accidentes de tránsito. Personal del Servicio de Toxicología y la ONG Mutandis, que se especializa en seguridad vial, relevaron datos entre las personas que sufrieron accidentes de tránsito y fueron derivados al Fernández: casi la mitad estaban alcoholizados. Cerca del 8% había consumido algún tipo de medicamento con benzodiacepina, un psicotrópico que deprime el sistema nervioso central. Y un 7,14% de los pacientes ingresados en la guardia tenía restos de cocaína.
Así, casi 3 de cada 10 de los pacientes ingresados en la guardia tenían asociado un consumo de sustancias psicoactivas. Un 35,72% no se pudo determinar y el 35,7% dio negativo. Ninguno de los accidentados había consumido marihuana.
El estudio destaca que las cifras coinciden con el estudio publicado en 2013 por la Dirección Nacional del Observatorio Argentino de Drogas: del total de los ingresos a las salas de emergencia, el 17,8% había consumido alcohol en las 6 horas previas, el 3,4% había consumido marihuana, el 2,5% cocaína, 2,9% ansiolíticos y 0,1% anfetaminas. Es decir que se asociaron con el consumo de sustancias el 26,7% de los ingresados por incidentes de tránsito.
El estudio, además, reveló una conclusión preocupante en torno a la seguridad vial: en la muestra de pacientes estudiados en la sala de emergencias del Hospital Fernández, el porcentaje de accidentados que estaban bajo efectos del alcohol representa un 14% de todos los ingresos a la guardia por incidentes de tránsito. En tanto, según los controles de alcoholemia realizados en la Ciudad durante 2013, el 1,53% de los conductores tenían niveles mayores a los permitidos. “Si 14% de los que se lesionan por incidentes de tránsito están alcoholizados y 1,53% de los conductores se encuentra alcoholizados mientras circulan por la ciudad, esto sugiere que la población que conduce bajo efectos del alcohol está sobrerrepresentada en el grupo de accidentados. Si una muestra más significativa confirmara estos números se podría inferir que 1 de cada 10 personas que conducen bajo efectos del alcohol sufre accidentes serios ”, describieron los profesionales médicos.
Carlos Damin es jefe del Servicio de Toxicología del hospital, profesor titular de la Cátedra de Toxicología de la Facultad de Medicina (UBA) y estuvo al frente del estudio. “Lo que pudimos demostrar es que nos pasa lo mismo que en otras grandes ciudades del mundo, porque los porcentajes son muy similares. Pero, además, el estudio destaca el grave problema que tenemos con las drogas legales, relacionadas con las benzodiacepinas como el Rivotril, Clonazepan, Lorazepan y Alprazolan, entre otras. Se usan de forma escandalosa y esto es muy preocupante. Cuando la Ciudad lanzó los controles hubo muchas críticas, pero son necesarios y hay que intensificarlos. Lo cierto es que hay una ley que prohíbe conducir cuando se han consumido este tipo de medicamentos”, explicó.
El 100% de los casos que tuvieron un incidente de tránsito eran conductores (ningún acompañante ni peatón). Una mitad conducía autos y la otra, motos. Otros datos: el 75% de los accidentados que habían consumido sustancias no tenían conocimiento de cuál era el nivel máximo de alcoholemia tolerado para conducir (0,5 gr. de alcohol en sangre).
Las benzodiacepinas se utilizan para tratar cuadros de pánico, contracturas musculares graves, síntomas de nerviosismo, insomnio, ansiedad y convulsiones. Producen enlentecimiento de las funciones nerviosas, por lo que generan relajación o sensación de calma. Damin destacó que “más allá de los resultados, está claro que hay que trabajar para concientizar a los conductores respecto al riesgo que corren si consumen alcohol y drogas, legales o ilegales”.
Desde la Subsecretaría de Transporte porteña informaron que en abril se realizaron 15.681 controles, con 123 positivos, lo que representa un 0,8%. En relación a los estupefacientes, en abril se hicieron 101 controles, todos negativos. Desde enero se hicieron 558, con 3 positivos. Y si bien la sensación en la calle es que los controles disminuyeron, en Tránsito aseguran que cada vez hacen más.
Los controles de drogas se realizan en general los fines de semana en zonas de alta concentración de boliches. Se toma una muestra de saliva del conductor, con una tira plástica, y se coloca un reactivo. Todo el control demora algo más de 15 minutos. Sin embargo, para los especialistas en seguridad vial, los controles no son suficientes.
“Argentina es un país con un consumo muy alto de benzodiacepinas, por eso es necesario que haya mucho control en las calles, y también mucha responsabilidad de los médicos que prescriben estos medicamentos. Tienen que concientizar a la gente. Se trata de un aporte multidisciplinario”, opinó Marcelo Aiello, gerente general del CESVI (Centro de Seguridad y Experimentación Vial). Y recordó que con la mitad del alcohol en sangre permitido, la capacidad para conducir se reduce un 20%.
Damin concluyó: “este tipo de trabajos son necesarios para concientizar sobre el riesgo de conducir luego de consumir ciertas sustancias y para entender que los controles deben intensificarse”.