El Ministerio de Planificación informó que finalizaron con éxito los ensayos de vibración del modelo de vuelo. Las pruebas simulan las condiciones a las que estará expuesto el artefacto durante el lanzamiento para garantizar su funcionamiento y calidad.
El Ministerio de Planificación informó que finalizaron con éxito los ensayos de vibración del modelo de vuelo del satélite Arsat-1, que será lanzado en julio de este año. Las pruebas se realizaron en el Centro de Ensayos de Alta Tecnología (Ceatsa), una sociedad conjunta de las firmas estatales Arsat e Invap. Este es el primer satélite de telecomunicaciones diseñado e integrado completamente en la Argentina, que se utilizará para brindar servicios de telefonía, Internet y TV.
El test de vibración al que fue sometido forma parte de los ensayos ambientales que simulan las condiciones a las que estará expuesto el satélite durante el lanzamiento, para garantizar su funcionamiento y calidad.
Arsat-1 ya superó dos etapas de pruebas. La primera es un ensayo de termovacío en el que se simuló, durante 45 días, las condiciones más estresantes del ambiente, que el satélite deberá sufrir durante sus 15 años de vida. La segunda etapa fueron los recientes ensayos de vibración, que simularon las condiciones que el satélite debe soportar durante la etapa de lanzamiento, inducidas por la enorme potencia desplegada por el cohete.
Ahora Arsat-1 está completando los ensayos acústicos para validar su capacidad de resistir las ondas de presión, que también son generadas durante el lanzamiento. Una vez finalizada esta etapa, se dará inicio a los ensayos de radiofrecuencia para garantizar, por un lado, el adecuado comportamiento del satélite y, por otro, verificar las prestaciones de la carga útil que brindará los servicios de comunicación.
El artefacto estará listo a mediados de mayo para ser transportado en un enorme avión de carga hacia Kouru, en la Guayana Francesa, donde será colocado en un cohete Ariane 5 para ser puesto en órbita los primeros días de julio próximo. El Ministerio de Planificación destacó, a través de un comunicado, la importancia estratégica que supone este desarrollo: “no solo desde el punto de vista comercial, sino también geopolítico, abriendo una nueva fuente de ingresos para el país a partir de la comercialización de servicios satelitales a nivel internacional”.
La empresa Arsat nació en abril de 2006 para hacerse cargo del servicio satelital en reemplazo de Nahuelsat, un consorcio privado encabezado por la alemana Daimler Chrysler Aerospace (hoy, Airbus) y la italiana Finmeccanica. A este último grupo se le había adjudicado en 1991 la provisión y operación de dos satélites. El primero, llamado Nahuel-1, fue puesto en la posición orbital de 72 grados Oeste en enero de 1997, mientras que el segundo debía ser colocado antes del 19 de octubre de 2003 en la posición de 81 grados Oeste, un lugar estratégico reservado para el país por la Unión Internacional de Telecomunicaciones luego de un acuerdo de reciprocidad satelital firmado con Estados Unidos.
Cuando llegó la fecha, Nahuelsat ni siquiera había comenzado a construir el satélite. Frente al riesgo de perder la posición orbital 81º Oeste, el gobierno de Néstor Kirchner solicitó una prórroga de dos años y empezó a explorar alternativas. Finalmente, se decidió comenzar la construcción de Arsat-1 y mientras tanto ocupar la órbita 81 con un equipo alquilado. Luego se sumó también la necesidad de montar un segundo satélite, Arsat-2, para ocupar la órbita 72º Oeste, pues a principios de 2010 el Nahuel-1 cumplió su vida útil; desde entonces se lo reemplazó con otro equipo espacial alquilado.
Para avanzar con la construcción de los satélites Arsat-1 y Arsat-2, la estatal Arsat, empresa dependiente del Ministerio de Planificación, que encabeza Julio De Vido, sumó como contratista a la rionegrina Invap, responsable del gerenciamiento de estos proyectos, el desarrollo completo de la ingeniería, su fabricación, la integración, los ensayos y la puesta en órbita. Arsat-1 demandó una inversión cercana a los 200 millones de dólares y, una vez que concluyan las pruebas, será colocado no en la órbita 81 Oeste, sino en la 72 Oeste.
A la órbita 81 irá el satélite Arsat-2, actualmente en construcción. El Ministerio de Planificación informó que este segundo satélite “se encuentra prácticamente en el mismo estadio en el que se encontraba el Arsat-1 un año atrás”. Durante los últimos meses se avanzó en paralelo con la integración del módulo de servicios del satélite y el módulo de comunicaciones, y esta semana ambos módulos serán ensamblados para iniciar la etapa final de integración del Arsat-2. El objetivo oficial es comenzar en septiembre de este año con la campaña de ensayos ambientales siguiendo los pasos de su antecesor. De esta manera, el Arsat-2 estaría listo para su lanzamiento a mediados de 2015, un año después de la puesta en órbita del Arsat-1.
El programa satelital que lleva adelante el Gobierno incluye no solo el diseño y construcción de satélites de telecomunicaciones, sino también satélites de observación de la Tierra en un trabajo conjunto con la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (Conae). La propia Conae está ensamblando los satélites de observación SARE, que se pondrán en órbita con el Tronador II, un lanzador satelital que tendrá unos 30 metros de alto. Los principales componentes de este cohete y de los prototipos experimentales se están desarrollando en el Centro Espacial Teófilo Tabanera, en la ciudad cordobesa de Falda del Carmen. Es el mismo lugar donde en la década del ‘80 las Fuerzas Armadas diseñaron en secreto el misil Cóndor, desactivado en julio de 1990 por presión de los Estados Unidos. Con el Tronador II, la Argentina completará el ciclo del desarrollo tecnológico espacial y se sumará así al selecto club de diez países que fabrican sus satélites y disponen de lanzadores propios, integrado sólo por Estados Unidos, Rusia, Japón, Francia (Unión Europea), China, India, Israel, Irán, Corea del Norte y Corea del Sur.