En un período de un año, cada senador y cada diputado le insumen al Estado 193 millones y 1,2 millones de pesos respectivamente.
En un contexto en que se perdieron muchos puestos de trabajo, en que miles de Pymes y empresas debieron bajar sus persianas por la crisis económica argentina profundizada con la cuarentena, existen temáticas que al día de hoy continúan en el centro del debate: entre ellas, los salarios abultados de los funcionarios políticos.
Una cuestión que ejemplifica lo que acontece en la actualidad, es el costo que refleja el Congreso de la Nación argentina, que a partir de un racconto de información detallada se concluyó -según consigna Real Politik- que cuesta hasta cuatro veces más que las monarquías inglesa y española juntas.
Durante muchos años, desde el continente americano se realizaron fuertes acusaciones contra aquellos países que se dedicaron a mantener a familias que, según la visión americana, no contribuyeron al progreso de cada nación.
En lo que respecta a España, todos los años se asigna una cantidad de euros que la familia real española podrá gastar a lo largo de los siguientes doce meses. Éste año se le asignó 7.8 millones de euros, pero luego se actualizó a 8.731.245. Trasladados a dólares, la casa real española gasta unos 11 millones al año.
Por otra parte, la monarquía británica es considerada la más cara del planeta, “costándole” al Reino Unido unos 82.2 millones de libras esterlinas, equivalentes a 104 millones de dólares. La alta suma de dinero se conforma por una subvención de 49.3 millones y una cantidad adicional de dinero para reservar el palacio de Buckingham por un total de 32.9 millones. Además, a esos costos se le suman unos 4.6 millones para cubrir los viajes oficiales, unos 2.3 millones para el servicio de limpieza y 1.7 millones en comida y bebida.
En total, entre la corona española y la británica, el monto total registrado es de 115 millones de dólares para sostener a la totalidad de la maquinaria monárquica de dos países durante un año. Si esa suma se convirtiera a pesos, se llegaría a un valor cercano a los 10.000 millones.
El caso argentino, se convierte en una cuestión excepcional e indignante. A partir del último presupuesto elaborado, correspondiente al 2020, y con el aumento del 53 por ciento para el 2021, el Congreso de la Nación le cuesta a los argentinos unos 40.000 millones de pesos. Específicamente, 40.273 millones de pesos.
Cada senador tiene la irrisoria suma de setenta empleados y cada diputado otros veinte. En concepto de “formación y sanción de leyes nacionales”, los diputados y senadores insumen un total de 32.585 millones de pesos anuales. El resto va a parar a “otros conceptos”, como la biblioteca, la imprenta, ayuda social, defensoría y comisiones de revisión, monitoreo, seguimiento, control e implementación.
En promedio, cada senador consume 193 millones de pesos por año, mientras que un diputado “sólo” 1,2 millones. El monto total genera indignación incluso si se tiene en cuenta que de las 52 semanas que tiene el año, 16 no concurren a trabajar, y aproximadamente cada senador gasta 3.7 millones de pesos por semana