El Ejército birmano destruyó en un pueblo más de 160 viviendas, dos iglesias y la sede de una ONG para niños

Los militares de Myanmar atacaron con bombas incendiarias el viernes una pequeña ciudad de 10 mil habitantes. Además, unos 20 estudiantes y sus profesores en un orfanato continúan en la localidad asediada porque no pueden huir.

El Ejército birmano, acusado de crímenes de guerra, ha destruido más de 160 viviendas, así como dos iglesias y la sede de la ONG Save the Children, de un pueblo en el estado Chin (oeste) tras lanzar bombas incendiarias, informó este sábado la agencia Chindwin.

Los soldados birmanos incrementaron el viernes el ataque contra la ciudad de Thantlang, de unos 10.000 habitantes, como represalia a la resistencia armada de la guerrilla Ejército Nacional Chin (CNA, sigla en inglés) y la milicia civil Fuerza de Defensa de Chinland (CDF, en inglés) al golpe militar del pasado 1 de febrero.

“La extensa destrucción de propiedades civiles, llevada a cabo deliberadamente y no justificada por ninguna necesidad militar representa crímenes de guerra y una grave violación de la ley humanitaria internacional”, dijo en un comunicado Salai Za Uk Ling, de la ONG Chin Human Rights Organisation.

La ONG indicó que hay reportes de que soldados birmanos también han incendiado casas y que hay unos 20 niños y sus profesores en un orfanato que continúan en la localidad asediada porque no pueden huir.

El líder chin y miembro del movimiento prodemocrático Lian Sakhong indicó al canal Channel News Asia que el ataque ha empeorado la crisis humanitaria en el estado, uno de los más pobres del país, y que muchos han huido a la vecina India.

“Lo que necesitamos es que la comunidad internacional nos ayude, no a través de Myanmar, sino a través de (estado de) Mizoram, de India”, aseveró Sakhong.

El CNA y el CDF, una milicia formada poco después del levantamiento militar, son parte de las fuerzas prodemocráticas que se enfrentan a la junta militar en gran parte del país desde hace meses.

El pasado 7 de septiembre, el autodenominado Gobierno de Unidad Nacional (NUG), formado por políticos y activistas cercanos a la depuesta líder Aung San Suu Kyi, declaró una “guerra defensiva” contra el Ejército birmano.

En los casi nueve meses transcurridos desde el golpe, la junta ha arrestado a más de 9.000 personas, de las que más de 7.000 siguen detenidas según la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP), que también contabiliza 1.220 muertes por la represión de las fuerzas de seguridad.

El Ejército justifica el golpe de Estado por un presunto fraude masivo durante las elecciones generales del pasado noviembre, cuyo resultado ha sido anulado y en las que arrasó el partido de Suu Kyi, como ya hizo en 2015, con el aval de observadores internacionales.

El viernes, un tribunal en Myanmar declaró a un colaborador cercano de la derrocada líder Aung San Suu Kyi culpable de traición y lo sentenció a 20 años de prisión, dijo un miembro de su partido. La prensa focal también reportó el fallo.

La sentencia contra Win Htein, de 79 años, parece ser la más severa hasta ahora para cualquiera de los miembros del gobierno y el partido de Suu Kyi que fueron detenidos después que las fuerzas armadas tomaron el poder el 1 de febrero. Suu Kyi es enjuiciada por varios cargos criminales que sus partidarios dicen fueron manufacturados para desacreditarla.

Win Htein es un veterano colaborador de Suu Kyi y patrocinador de su partido, la Liga Nacional por la Democracia. Llamó públicamente a la desobediencia civil contra el golpe militar y fue arrestado el 4 de febrero.