Decenas de miles de trabajadores autónomos de Europa se quedaron sin empleo de la noche a la mañana debido al confinamiento, los cierres de los comercios y la cancelación de eventos para frenar la propagación de la pandemia de COVID-19.
La AFP habló con algunas de las personas afectadas por la parálisis económica y que han tenido que recurrir al salvavidas de la ayudas estatal.
“¿De qué voy a vivir?”
Anna Luise Oppelt, cantante clásica en Berlín, sufrió un shock al enterarse hace tres semanas de la cancelación de todos sus conciertos hasta finales de abril, en particular los de Semana Santa.
“Me dije: Dios mío, ahora no tengo nada. ¿De qué voy a vivir en los próximos meses?”, dice la artista independiente de 35 años, que canta en iglesias como solista o en conjuntos por toda Alemania.
Junto con la Navidad, la Pascua es el periodo del año en el que tiene la agenda más cargada.
Para mitigar el impacto del confinamiento forzado, el gobierno alemán ha decidido un gigantesco plan de apoyo económico de 1,1 billones de euros, sobre todo para proteger a las grandes empresas.
Pero también ha reservado 50.000 millones de euros de ayuda inmediata para las pymes y los trabajadores por cuenta propia o autónomos, como los artistas.
Anna Luise Oppelt se registró en línea un viernes, pero se asustó al ver que ocupaba el lugar 140.000 en la lista de espera.
Al final pudo rellenar el formulario el lunes. Al día siguiente, recibió una confirmación, su solicitud había sido aceptada y el dinero -5.000 euros- ya se había ingresado en su cuenta, para resistir durante los próximos seis meses, afirma.
“¡Alemania es increíble!”
La australiana “Anto Cristo”, artista multidisciplinaria, pintora y fotógrafa, que vive en Berlín desde hace seis años también sintió ese miedo existencial durante un tiempo.
“Soy artista todos los días, pero por el dinero, imparto talleres para los niños y trabajo en un club”, explica la joven con cabello teñido de rosa.
Pero tanto los colegios como las discotecas han cerrado, al menos hasta el 19 de abril.
Para ella, la espera fue un poco más larga, 4 días. Pero no se queja: “recibir este dinero ha sido una gran ayuda, un alivio enorme para los próximos seis meses”.
Sobre todo porque es dinero “que no tendré que devolver”, dice.
“En este momento, me parece que Alemania es increíble”, exclama, y explica que en su país, Australia, los artistas no perciben ninguna ayuda de este tipo.
Una espera incierta
Pero esta espera de ayuda estatal a veces es más complicada, como en Italia.
Sara Matteuzzi, de 30 años, gestiona tres apartamentos “AirBnB” para turistas en el centro de Roma: “Me he quedado completamente desempleada”.
Las tres personas que suelen trabajar con ella para la limpieza de los apartamentos, todas ellas sudamericanas, también perdieron sus fuentes de ingresos. “Pedí la ayuda de 600 euros del Estado para los trabajadores autónomos. Tengo que pagar los gastos y el alquiler a los propietarios de los apartamentos”, cuenta.
Fue una de las primeras en presentar su solicitud al INPS (Instituto Nacional de la Seguridad Social), el 1 de abril. “Me contestaron 24 horas después, diciéndome que me iban a atribuir un número para el procedimiento. Pero nada concreto. Cuento mucho con ello”, afirma, preocupada.
“Documento muy complicado”
Cecilia Gaspar trabaja a tiempo parcial en el servicio de limpieza de una oficina en Roma y la han despedido.
Esta peruana de 52 años ha pedido al ayuntamiento una ayuda en forma de cupón para hacer la compra porque tiene que ayudar a su hija de 20 años, que tiene a un recién nacido.
“Rellené un documento muy complicado. Tienen que enviarme un mensaje al teléfono donde me explicarán cómo sacar el cupón. Tengo derecho porque perdí mis otros trabajos de limpieza que me permitían llegar a fin de mes”, explica.
Le dijeron que los cupones llegarían antes del 9 de abril, pero aún no sabe a dónde ni cómo.