El escritor Juan Pablo Ruiz se encargó de analizar un tema muy común de la actualidad argentina: el Impuesto a las Ganancias. A partir de su investigación, publicó el libro “El Salario no es ganancia”. Esta mañana habló con la 99.9 y comentó: “con esta ley no se pueden gravar los salarios”.
El Impuesto a las Ganancias es uno de los motivos de reclamo de los sindicatos argentinos en cada una de sus movilizaciones. Tomando este tema como eje, Juan Pablo Ruiz escribió el libro “El Salario no es ganancia”, que presentó en Buenos Aires junto a Hugo Moyano y Pablo Micheli, secretarios generales de la CGT y CTA.
Esta mañana en declaraciones a la 99.9, el escritor cordobés explicó que “la motivación fue establecer qué era lo que se estaba pagando. En Córdoba, los trabajadores industriales se percataban de que su padre, que trabajó de lo mismo, nunca había recibido ese descuento. Eso me llevó a estudiar la ley y su correcta aplicación sobre el salario”.
Después de su estudio sobre lo que sucede con este impuesto, Ruiz destacó que “los altos salarios, como expresión de capacidad contributiva, pueden pagar un impuesto a los ingresos. En forma errónea, violando la ley, se aplica un impuesto que no corresponde con el salario. Es más, el impuesto ni siquiera menciona al salario como instituto jurídico. El debate es doble: con esta ley no se pueden gravar los salarios, ahora los altos sueldos deben ser gravados porque corresponden a una maniobra de ilusión de las empresas”.
La conclusión es que no se ha modificado el mínimo no imponible, y eso genera mucho dinero para las arcas del Gobierno Nacional. “El Estado viola la ley para recaudar más, sin tocar la tabla del artículo 90 desde hace 12 años. La ley toma el salario nominal pero no el real, eso hace que el Estado incorpore año a año miles de trabajadores al pago del tributo. Con Menem, un 3,7% de los trabajadores pagaba este impuesto; con De La Rúa el 9% y con Cristina el 25%. La ley es la misma y el resultado es una trampa del Estado”, explicó.
La solución que planteó Ruiz es que “jurídicamente los impuestos sean progresivos, que es un principio de solidaridad básico. Lo que se intenta hacer en nuestro país es universalizar los impuestos. El IVA tiene la alícuota más alta del mundo; y un impuesto progresivo, si no se ajusta a la inflación, pasa a ser regresivo de hecho. La inflación es un elemento de la actualidad económica que está por fuera de la voluntad de los trabajadores. Hay que aplicar que el que más tiene, más pague; y no esta avivada de utilizar el salario como herramienta antiinflacionaria y de recaudación fácil. El salario es la única herramienta para redistribuir la riqueza y debemos cuidarlo”.
Por último, se refirió a la postura gubernamental y a dónde está el conflicto: “el Gobierno tomó una decisión, que es aumentar la presión tributaria sobre el salario y correlativamente reducirla en los sectores más concentrados. Ahí está el cuestionamiento del planteo”.