El brutal asesinato de un joven negro en una paliza conmociona a Italia.
Willy Monteiro Duarte, de 21 años, aspiraba a ser cocinero. Nació en Roma de padres originarios de Cabo Verde, y había comenzado a trabajar en un hotel tras pasarse el verano entre los fogones en un pueblo turístico calabrés. También amaba el fútbol. Era la joven promesa del equipo de Paliano, y soñaba, algún día, con vestir la camiseta su adorado equipo de fútbol, el AS Roma, y conocer a su ídolo, Francesco Totti.
El joven Willy murió en la noche entre el 5 y el 6 de septiembre en Colleferro, cerca de la capital italiana. No sobrevivió a la paliza que le propinaron cuatro italianos con antecedentes penales de violencia e ideas ultraderechistas, en un asesinato que ha conmocionado a Italia.
Sucedió el fin de semana, cuando Monteiro Duarte terminó en el lugar y el momento equivocado. Había salido a tomar algo con unos amigos y presenció una pelea entre varios jóvenes. Entre ellos, un chico que había sido compañero de clase. Fue a defenderle cuando uno de los implicados llamó para pedir refuerzos. En medio de la trifulca aparecieron dos de los que ahora están detenidos, los hermanos Marco y Gabrielle Bianchi, de 24 y 26 años, conocidos en el pueblo por sus prácticas en artes marciales.
El aspirante a cocinero que había acudido a poner paz acabó siendo rodeado. “¡Basta, parad, no puedo respirar!”, gritó, según la reconstrucción de una mujer que presenció los hechos, y en una frase que trae los peores recuerdos de la muerte de George Floyd en Estados Unidos. Antes uno de los agresores le había propinado una enorme patada, como si fuese “un golpe de karate”. Intentó levantarse pero recibió un puñetazo en la cabeza. Cayó y ya no se levantó. “Mi hijo y otros lograron escapar, el pobre Willy se quedó en el suelo. Lo golpearon hasta matarlo y lo patearon en la cabeza. Cinco a uno. Cobardes”, explicó a los medios italianos el padre de uno de los que lograron escapar.
Además de los hermanos Bianchi están detenidos otros dos jóvenes, Mario Pincarelli y Francesco Belleggia. Fueron arrestados porque una cámara de vigilancia grabó parcialmente la pelea. A todos se les acusa de homicidio doloso agravado con motivos fútiles, y los investigadores estudian si hubo un agravante racial en la muerte. Sus amigos han dicho a los medios que un familiar de los detenidos dijo en comisaría: “Al final, ¿qué han hecho? Nada, solo han matado a un extracomunitario”.
El retrato del sonriente Willy lleva días ocupando portadas y minutos de televisión en Italia. Su caso ha llegado hasta los más altos representantes políticos. El primer ministro, Giuseppe Conte, dice estar “en shock” por lo sucedido. Llamó personalmente a los padres del joven para ofrecerle sus condolencias. “He encontrado a un padre desconsolado. ¿Qué le diremos a nuestros hijos? ¿Que no intervengan en una pelea?”, se preguntó. Representantes de todos los partidos se han expresado consternados, entre ellos Matteo Salvini, líder de la ultraderechista Liga, quien ha asegurado que era un “chico de oro” y ha reclamado penas ejemplares para sus asesinos. Hasta la bloguera Chiara Ferragni, con 20 millones de seguidores en Instagram, se ha posicionado contra la “cultura fascista” que cree que sigue en el país.
Ayer cumplía 90 años la senadora vitalicia Liliana Segre, superviviente de Auschwitz y símbolo de la lucha contra la violencia racista en Italia. En sus últimas palabras públicas se acordó del joven aspirante a cocinero. “Su muerte fue como una derrota personal –confesó–, me hizo pensar que todo lo que intenté hacer contra la violencia y el odio sirvió de poco”.