El Parlamento alemán se dispone a calificar de genocidio el Holodomor, la gran hambruna de la década de 1930 en Ucrania y otras partes de la antigua URSS.
Durante décadas no se habló sobre una de las peores catástrofes humanitarias del siglo XX: millones de personas murieron de hambre entre 1933 y 1934 en la Unión Soviética (URSS). Entre ellos, unos cuatro millones en Ucrania, que ya entonces era considerada el “granero de Europa”. El dictador soviético José Stalin dejó morir deliberadamente de hambre a los campesinos ucranianos porque temía un levantamiento contra el régimen comunista y la colectivización forzada de la producción agrícola.
Posteriormente, se hizo como si jamás hubiera existido esa hambruna, que también costó la vida a más de dos millones de habitantes de Kazajistán, el norte del Cáucaso, la región del Volga y Siberia occidental. Hasta el día de hoy, el régimen ruso niega cualquier responsabilidad por lo ocurrido. El historiador Gerhard Simon lo califica como “el último acto del crimen”: no hubo un cementerio, ni conmemoración, ni declaración pública alguna. “Nadie habló de eso, nadie escribió al respecto”.
La versión de la propaganda soviética
Pero ya en aquel entonces se informó sobre el “Holodomor”, que en ucraniano significa “matar de hambre”. El periodista británico Gareth Jones viajó en los años 30 del siglo pasado a la Unión Soviética y visitó las regiones afectadas. En 1933, contó lo que había ocurrido en una conferencia de prensa en Berlín, en la que habló de una “hambruna” y no de una “escasez de alimento”, como solía llamarla la propaganda estalinista
“Gareth Jones fue el único periodista occidental que viajó a las zonas de Ucrania donde tuvo lugar el Holomodor”, explica André Erlen, miembro del grupo de teatro Futur3, que apoya desde hace años a artistas ucranianos. “No obstante, no se le creyó y se contrapusieron sus reportajes a artículos escritos por corresponsales occidentales en Moscú, que estaban llenos de propaganda soviética”, agrega.
Incluso historiadores que investigaron en Occidente sobre el Holomodor fueron desacreditados, indica Erlen, quien, junto con su colega Stefan Kraft, dirige una obra de teatro sobre el tema, “La revolución deja morir de hambre a sus hijos”, estrenada en noviembre en Colonia. Según Kraft, “la izquierda europea quería apoyar el proyecto soviético”, lo que explicaría por qué ignoró la gran hambruna.
Reconocimiento de un genocidio
Durante décadas, la investigación histórica occidental se concentró en Moscú y no en Ucrania, el norte del Cáucaso o Kazajistán. Solo ahora, tras la invasión rusa de Ucrania, el Parlamento alemán ha decidido reconocer el Holodomor como un genocidio.
La historiadora estadounidense Anne Applebaum no tiene duda alguna de que debe ser considerado como tal. “Fue un asesinato masivo planificado”, dijo a la emisora alemana Deutschlandfunk.
Para André Erlen, el debate debe ir incluso más allá: “Se debería entender el Holodomor como parte de una larga experiencia de violencia. Es otra forma de la historia colonial” que Ucrania vivió bajo el imperio ruso, la Unión Soviética y la Rusia moderna.
“Para los ucranianos existe esta historia de opresión que tiene lugar desde hace 300 años”, dice, y explica: “En cada época, hubo desplazamientos forzados, opresión, la prohibición del propio idioma o de canciones que no se podía cantar”. Una historia que en Occidente se ignoró durante mucho tiempo y que ya no se puede pasar por alto, desde la invasión rusa de Ucrania.