El jurado perdona la pena de muerte al pistolero que mató a 17 personas en el instituto de Parkland

El veredicto recomienda la cadena perpetua para Nicolas Cruz, sin opción a la condicional, una decisión que perturbó a familiares de las víctimas: “El monstruo seguirá vivo”.

Hubo lágrimas en la sala del tribunal de Florida entre algunos de los familiares que perdieron a seres queridos en la matanza de Parkland, ocurrida en el 2018. Pero no eran de alegría. Un jurado de Florida perdonó la pena de muerte para Nikolas Cruz, de 24 años, y recomendó una condena de cadena perpetua, sin opción a la libertad condicional.

Cruz, que se declaró culpable el pasado octubre, causó 17 muertos, de los que 14 eran estudiantes y tres docentes, en la mayor matanza registrada en un instituto estadounidense. Su masacre en los pasillos de su ex escuela, la Marjory Stoneman Douglas, fue el origen de un gran movimiento contra la violencia de las armas (“Marcha por nuestras vidas”) en una época de matanzas masivas. Hubo grandes manifestaciones en todo el país. El paso del tiempo ha demostrado que poco o nada ha cambiado.

Los doce miembros del jurado hicieron caso omiso de la petición de máxima pena que formuló la fiscalía, y apoyaron la solicitud de la perpetua planteada por la abogada defensora, que aludió a la perturbación mental del acusado.

La lectura del veredicto tuvo lugar este jueves, en una sala abarrotada y donde era visible la angustia de las madres y los padres que perdieron algún hijo en esa masacre registrada el día de San Valentín. El pistolero se mantuvo sin expresión alguna en su cara en ese momento en que se decidía su destino. El jurado precisó de un día para alcanzar el veredicto de un juicio que empezó el pasado 18 de julio y en el que, una vez condenado por el crimen, solo faltaba por determinar la pena. Debía ser una decisión unánime.

En estos meses de vista oral, los miembros del jurado han escuchado testimonios emocionales, han revisado vídeos en las que se veía al pistolero ejecutar a sus víctimas y realizaron una visita al instituto, siguiendo la senda de la masacre. En sus conclusiones, el fiscal Michael J. Satz, sostuvo que Cruz planificó al detalle su acción, para la que revisó otras matanzas. “Fue a cazar a sus victimas”, subrayó Satz. Y recordó que el autor señaló en comentarios on line que su pretensión era matar “al máximo número posible”.

Melisa McNeill, la defensora, describió a Cruz como “un joven mentalmente enfermo, con un cerebro roto”. Atribuyó su conducta violenta a los efectos del daño fetal que sufrió por efecto del alcoholismo de su madre. “Sabía de lo correcto y lo incorrecto y eligió lo incorrecto”, recalcó, por lo que pidió la perpetua.

Durante la jornada del miércoles, cuando habían trascurrido siete horas de deliberación, el jurado planteó una solicitud a la juez Elizabeth Scherer. “Nos gustaría ver el AR-15”, en alusión el fusil semiautomático que el autor usó aquella jornada. La petición propició confusión sobre si se podía llevar un arma a la sala del jurado. Enviaron el AR-15 la mañana de este jueves y a los pocos minutos hubo veredicto.

La juez Scherer leyó el formulario que respondió el jurado. Había un total de 17 cargos, uno por cada víctima. En todos ellos, las doce personas justas recomendaron la prisión permanente sin posibilidad de revisión. El jurado precisó que había encontrado factores agravantes que podrían justificar la pena capital pero que no superaban a las circunstancias atenuantes, de las que se formularon un total de 41.

Entre familiares decepcionados por la decisión se hallaba Tony Montalto, cuya hija Gina fue una de las víctimas, y quien indicó que la decisión del jurado le parecía “bastante irreal”. Dijo que “el monstruo que mató a todo ellos consigue vivir otro día” y matizó que “la sociedad debe reexaminar quién y que es ser la víctima”.

Hubo más declaraciones de este tipo. “El jurado ha defraudado a todas estas familias”, afirmó Fred Guttenberg, que perdió aquel día a su hija Jaime. “No hay justicia para 17 familias”, añadió, según recogió ‘The New York Times’. “Estoy aturdida”, señaló Gene Hoyer. Su hijo Luke, que tenía 15 años, fue de los primeros en morir en el ataque de Cruz. “Un día u otro pagará”, se le escuchó decir a uno de los familiares al salir del tribunal. Sin embargo, también hubo quienes, incluso dentro de la misma familia, aseguraron no estar de acuerdo con la ejecución de Cruz.

La audiencia para la sentencia se fijó para el 1 de noviembre.